lunes, 29 de abril de 2019

Elizabeth Bishop y Octavio Paz: El monumento

EL MONUMENTO

Allá, ¿ves allá el monumento? Es de madera,
construido un poco como una caja. No. Construido
como varias cajas de tamaños decrecientes,
una sobre la otra
y cada una dispuesta de tal modo
que sus esquinas apunten contra los lados
de la que está abajo y se alternen los ángulos.
Después, surge del cubo superior
una suerte de flor de lis de gastada madera,
largos tablones de pétalos
 —acribillados por extraños agujeros—
cuadrangulares, tiesos, eclesiásticos.
Cuatro perchas brotan de ahí, delgadas, torcidas
(oblicuas cañas de pescar o astabanderas),
de las que cuelga un objeto de madera segueteada,
cuatro líneas —ornamento vagamente tallado—
desde las aristas de las cajas al suelo.
Un tercio del monumento contra
un mar; dos tercios contra un cielo.
La vista apunta
(más bien: la perspectiva de la vista)
tan hacia abajo que no tiene allá lejos
y nosotros estamos allá lejos dentro de la vista.
Un mar de angostos y horizontales tablones
se extiende tras nuestro solitario monumento;
sus largas vetas alternan de derecha a izquierda
como un entarimado —moteadas, en sordo enjambre,
inmóviles. Un cielo paralelo,
hecho de vallas mas toscas que las del mar:
sol astillado, nubes de fibras largas.
“¿Por qué este extraño mar no hace ningún ruido?
¿Será porque estamos tan lejos?
¿En dónde estamos? ¿En Asia Menor
o en Mongolia?”
                           Un antiguo promontorio,
un antiguo señorío cuyo principe-artista
tal vez quiso construir un monumento
para señalar una tumba, una linde
o hacer un decorado romántico o melancólico...
“Pero este mar tan raro parece de madera,
brilla de un lado como un mar de madera a la deriva.
El cielo es madera veteada de nubes.
Un decorado de teatro ¡y todo tan plano!
Esas nubes están llenas de astillas centelleantes.
¿Que es esto?”
                        Es el monumento.
“Son cajas apiladas.
Sus contornos son calados vulgares, medio caídos,
hendidos y despintados. Un vejestorio.”
—El sol violento, el viento del mar,
todo lo que lo rodea,
tal vez descascaró la pintura, si pintura hubo,
y lo ha hecho más rustico de lo que fue.
“¿Por que me has traído a ver esto?
Un templo de guacales en un paisaje atestado de guacales,
¿qué prueba?
Me cansa respirar este aire viciado,
este aire seco que resquebraja al monumento.”

Es un artefacto
de madera. La madera se preserva
mejor que mar, nube o arena—
mucho mejor que el mar, la nube o la arena reales.
Eligió esta manera de crecer sin moverse.
El monumento es un objeto, esos ornamentos
clavados al desgaire, como si nada,
revelan que allí hay vida, hay deseo:
voluntad de ser monumento, un querer ser algo.
La voluta más tosca nos dice: conmemorad,
mientras que cada día, como animal que merodea,
la luz lo cerca
o cae la lluvia y lo empapa
o sopla el viento y entra.
Tal vez está lleno, tal vez está vacío.
Quizás adentro están los huesos del príncipe-artista
o quizá están ala lejos en un suelo aun más seco.
Pero en general —pero cabalmente— ampara
lo que esta adentro (y que después de todo
no está destinado a ser visto).
Es el comienzo de una pintura,
una escultura, un poema, un monumento
—y todo de madera. Contempladlo despacio.

Traducción de OCTAVIO PAZ.
Versiones y diversiones, México, 1973.


THE MONUMENT


Now can you see the monument?  It is of wood 
built somewhat like a box.  No. Built 
like several boxes in descending sizes 
one above the other. 
Each is turned half-way round so that 
its corners point toward the sides 
of the one below and the angles alternate. 
Then on the topmost cube is set 
a sort of fleur-de-lys of weathered wood, 
long petals of board, pierced with odd holes, 
four-sided, stiff, ecclesiastical. 
From it four thin, warped poles spring out, 
(slanted like fishing-poles or flag-poles) 
and from them jig-saw work hangs down, 
four lines of vaguely whittled ornament 
over the edges of the boxes 
to the ground. 
The monument is one-third set against 
a sea; two-thirds against a sky. 
The view is geared 
(that is, the view's perspective) 
so low there is no "far away," 
and we are far away within the view. 
A sea of narrow, horizontal boards  
lies out behind our lonely monument, 
its long grains alternating right and left 
like floor-boards-spotted, swarming-still, 
and motionless.  A sky runs parallel, 
and it is palings, coarser than the sea's: 
splintery sunlight and long-fibred clouds. 
"Why does that strange sea make no sound? 
Is it because we're far away? 
Where are we?  Are we in Asia Minor, 
or in Mongolia?" 
                        An ancient promontory, 
an ancient principality whose artist-prince 
might have wanted to build a monument 
to mark a tomb or boundary, or make 
a melancholy or romantic scene of it... 
"But that queer sea looks made of wood, 
half-shining, like a driftwood sea. 
And the sky looks wooden, grained with cloud. 
It's like a stage-set; it is all so flat! 
Those clouds are full of glistening splinters! 
What is that?" 
                        It is the monument. 
"It's piled-up boxes, 
outlined with shoddy fret-work, half-fallen off, 
cracked and unpainted.  It looks old." 
-The strong sunlight, the wind from the sea, 
all the conditions of its existence, 
may have flaked off the paint, if ever it was painted, 
and made it homelier than it was. 
"Why did you bring me here to see it? 
A temple of crates in cramped and crated scenery, 
what can it prove? 
I am tired of breathing this eroded air, 
this dryness in which the monument is cracking."

It is an artifact 
of wood.  Wood holds together better 
than sea or cloud or sand could by itself, 
much better than real sea or sand or cloud. 
It chose that way to grow and not to move. 
The monument's an object, yet those decorations, 
carelessly nailed, looking like nothing at all, 
give it away as having life, and wishing; 
wanting to be a monument, to cherish something. 
The crudest scroll-work says "commemorate," 
while once each day the light goes around it 
like a prowling animal, 
or the rain falls on it, or the wind blows into it. 
It may be solid, may be hollow. 
The bones of the artist-prince may be inside 
or far away on even drier soil. 
But roughly but adequately it can shelter 
what is within (which after all 
cannot have been intended to be seen). 
It is the beginning of a painting, 
a piece of sculpture, or poem, or monument, 
and all of wood.  Watch it closely.