Universalmente
reconocido como uno de los mayores poetas del siglo XX, Rainer Maria Rilke es asimismo autor
de varios poemarios escritos en francés. Vivió en París unos diez años, y, a
partir de 1921, se estableció en el cantón suizo del Valais; su primer libro
francés data de 1924. En esos años, la lengua francesa dejó de ser para él una
herramienta utilitaria para convertirse en un nuevo medio de expresión poética.
Rilke sintió, quizás, los riesgos de escribir en otro idioma sin lograr nada
mejor que “un remedo muy vago que zozobra / o peor aún: el vallado que
excluye”, como escribió en Vergers. Los poemas franceses de Rainer Maria Rilke
son, sin embargo, de una pureza cristalina; en ellos, la forma, simple y
regular, es el molde perfecto en que se ponen en evidencia la profundidad del
pensamiento y la absoluta maestría del autor. Son composiciones muy cortas, en
general, en las que unos pocos versos bastan, con sus reflexiones filosóficas y
su intuición sensual, para definir imágenes de una incuestionable originalidad.
La presente edición de POEMAS FRANCESES REUNIDOS recoge las traducciones previamente publicadas por
Ediciones De La Mirándola en los volúmenes bilingües independientes Las rosas.
Las ventanas, Vergeles, Las cuartetas valesanas. Tiernos tributos a Francia,
Poemas y dedicatorias y Ejercicios y evidencias, disponibles tanto en papel
como en formato digital.
VERGELES
XLI
OH nostalgia de sitios que no fueron
bastante amados en la hora huidiza,
¡cómo querría darles desde lejos
el gesto que olvidé, la acción faltante!
Volver sobre mis pasos, repetir
—solo, esta vez—, despacio, cierto
viaje,
quedarme un poco más junto a la fuente,
acariciar ese árbol y ese banco...
Subir a la capilla solitaria,
carente de interés, según se dice;
abrir la reja de ese cementerio
y callarse con él, que tanto calla.
¿No ha llegado la hora en que debemos
tender lazos sutiles y piadosos?
Éste era fuerte, porque la tierra es
fuerte;
y aquél se queja porque mal la conoce.
©Ediciones De La Mirándola, julio de 2018.
ISBN 978-1717900678
Traducción de
Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán.
VERGERS
XLI
Ô nostalgie des lieux qui n'étaient
point
assez aimés à l'heure passagère,
que je voudrais leur rendre de loin
le geste oublié, l'action supplémentaire
!
Revenir sur mes pas, refaire doucement
—
et cette fois, seul — tel voyage,
rester à la fontaine davantage,
toucher cet arbre, caresser ce banc...
Monter à la chapelle solitaire
que tout le monde dit sans intérêt ;
pousser la grille de ce cimetière,
se taire avec lui qui tant se tait.
Car n'est-ce pas le temps où il importe
de prendre un contact subtil et pieux ?
Tel était fort, c'est que la terre est
forte ;
et tel se plaint : c'est qu'on la
connaît peu.