sábado, 22 de febrero de 2020

Ovidio, Rolfe Humphries y Pedro Sánchez de Viana: Medea rejuvenece a Esón

Medea rejuvenece a Esón
Metamorfosis, Libro VII
v. 159-293

Ancianos y matronas en llegando
Agradecen a Dios el beneficio
De los venidos hijos, procurando
Solemnizar el santo sacrificio
Con oloroso incienso derretido
En sacro fuego, y no faltó al oficio
Becerro, que por todos ofrecido,
Con los dorados cuernos suplicase
Fuese aceptable. Pero no ha venido
Esón, y no era mucho que faltase,
Cercano con sus años a la muerte,
Aunque presente hallar se desease,
Por do su hijo dijo de esta suerte:

«Esposa dulce mía, a quien confieso
Deber lo que yo soy, aunque me has dado
Tanto, que excede al crédito el exceso
De tu merecimiento sublimado,
Si el poder del encanto llega a eso
(¿A qué no llega?), estoy determinado
Pedirte que a mi padre seas servida ,
Quitando de mis años, dar más vida.»

Diciéndola esto, lágrimas vertía;
Mas ella, más piadosa ya que cuando
Desamparó a su padre, respondía,
Terneza tal en sí disimulando :

«Marido mío, di: ¿qué desatino.
O qué traición echaste por la boca?
¿Parécete que puedo yo hacer dino
A alguno de la vida que a ti toca ?
No lo permita Hécate; sin tino
Pediste petición injusta y loca ;
Mas yo procuraré que a Esón veas
Trocado muy mejor que tú deseas.

»La larga edad y los continuos daños
Del suegro mío estoy determinada
Con mi arte discreta, y sin tus años,
Mejor que pides sea renovada;
Con tal que en mis intentos tan extraños
De la triforme Diosa sea ayudada,
Y su favor al tiempo que se llegue
Ocasión de pedirle no me niegue.»

Tres noches le faltaban a la Luna
Para juntar los cuernos y mostrarse
Redonda al mundo, llena y oportuna.
Para poder mejor comunicarse,
Y siendo ya llenísima, ha mostrado
La luz y claridad que podía darse.
Salió con el vestido arregazado,
Descalza, del palacio, y esparcido
El cabello en los hombros, no peinado.
Con vago paso sola se ha venido,
En medio del silencio y noche obscura,
Cuando todo animal está dormido.
Al tiempo que la sierpe en la espesura,
Sin dar algún ruido rastreando,
Parece que está muerta en su figura.
Los árboles y el aire están callando,
Y solas las estrellas reluciendo,
Sus rayos rutilantes disparando.
A quien sus brazos ambos extendiendo
Se revolvió tres veces, rocïada
Otras tres veces su cabeza siendo
Con el agua que coge arrodillada
De un río, y tres bostezos grandes dando,
Y en la tierra durísima humillada,
De esta manera encomenzó hablando:

«¡Oh noche, de secretos guardadora
Fielísima, y estrellas que en el cielo
Con la dorada Luna al punto y hora
Aparecéis que falta el dios de Delo!
¡Oh tresdoblada Hécate, señora
Do hallo en mis intentos yo consuelo,
Encantos, artes mágicas, o hierbas
Y tierra que con ellas los conservas!

»¡Oh aire, vientos, montes, lagos, ríos,
Y Dioses todos de la noche obscura,
Con todos los silvanos y sombríos
Que habitáis en los bosques y espesura!
Estad presentes a los actos míos,
Con el favor de quien cierta y segura
Volver hago las aguas a sus fuentes,
Las peñas admirándose presentes.

»Con vuestra ayuda y mis encantos hago
Que el mar tempestüoso se sosiegue,
Y el sosegado haga tal estrago,
Que con sus olas hasta el cielo llegue.
Yo hago los nublados y deshago ;
Doy viento al mundo, y mando que se niegue;
A las culebras rompo las gargantas
Con mis palabras mágicas y santas.

»Los robles duros y los vivos cantos
Asidos a la fría y seca tierra,
Y las selvas con ella, con mis cantos
Conmuevo, y a los montes hago guerra,
Haciéndolos temblar con mis encantos,
Bramar el suelo y almas que él encierra
Salir de sus antiguos monumentos,
Rendidas a mis altos mandamientos.

»También a tu pesar te traigo, Luna,
Sujeta a mi poder la fuerza tuya,
Aunque el metal tocado, en forma alguna
Tus penas y trabajos disminuya.
Y aun hice yo tu carro, ya más de una
Vez amarillo, y tal la color suya
Ve la rosada y rubicunda Aurora,
A causa del veneno que en mí mora.

»Vosotros con los toros me habéis dado
Poder para matar su bravo fuego,
Y su libre cerviz al corvo arado
A su despecho sujetasteis luego.
Los serpentinos hijos inflamado
Habéis en cruda guerra por mi ruego,
Y al velador dragón echasteis sueño,
Al vellocino dando griego dueño.

» Necesidad de zumos tengo agora,
Tan poderosos y en virtud tamaños,
Que la vejez cansada al punto y hora
Conviertan en la flor de tiernos años.
Así lo cumpliréis, pues se mejora
La luz de las estrellas, que de extraños
Y voladores dragos no es creíble
En vano venga carro tan terrible.»

Un coche a la sazón había venido
De aquéllos por los aires delicados,
A do en el mismo punto que ha subido,
Halagó los pescuezos enfrenados ,
Y tomadas las riendas, va volando,
Los ligeros dragones incitados.
La Tesálica Tempe despreciando,
Y vistas las regiones, moderaba
Las serpientes. En Osa pesquisando

Las hierbas do virtud hallar pensaba,
Y las que el alto Pelión poseía,
Con Otris y con Pindo remiraba.
En Olimpo, mayor que Pindo, hacía
La misma diligencia, con cuidado
De lo que a su negocio convenía.
Y parte de las muchas que ha hallado
Arranca de raíz; mas otra parte
Con la hoz de metal las ha segado.
A la ribera Apídana se parte,
Do muchas de ellas recoger espera,
Y en Anfryso. Tú, Empeulyste, parte
También, y diola Sperchio, y la ribera
Del río Peneo, y Bebis la juncosa
Contribuyó las hierbas que debiera.
Cogió también la hierba poderosa
En Anthedón Euboyca, no vulgada,
Mudado Glauco en forma milagrosa.
Nueve noches y días ocupada
En esto, de los dragos voladores
Por todo el campo y tierras fue llevada.
Cuando volvió, de solos los vapores
De las cogidas hierbas han gustado;
Las sierpes sólo el toque y los olores,
Y el cuero viejo luego han desechado.
Llegada, el varonil contacto huye;
No quiso entrar debajo de tejado.
De césped dos altares estatuye;
El de Hécates a man derecha ordena.
A la diosa Juventa se concluye
A la otra mano, y ambos de verbena
Y de campestres hojas rodeando,
Los puso al menester de forma buena.
Dos hoyos no muy lejos procurando
En la tierra hacer, do se recoja
Lo necesario al acto venerando.
De la garganta sale sangre roja
De una res negra, que ella degollaba,
Y en las fosas cayó. Sobre ella arroja
De tibia leche un vaso, y otro echaba
De miel líquida, y reza juntamente,
Y los terrenos Dioses invocaba,
Rogando al dios Plutón que no se intente
Privar de vida al viejo, y fue rogada
La robada mujer que lo consiente.
Y de que están propicios enterada
Con sus prolijo ruegos, ha pedido
Que ante el altar y pompa consagrada
El cuerpo de Esón flaco sea traído,
Y habiendo sus encantos recitado,
Quedó en profundo sueño adormecido.
Y púsose cual muerto recostado
Sobre las hierbas que ella había dispuesto
A la manera y forma de un estrado.
Mandó irse a Jasón, mandó ir el resto
De gente y de criados que allí estaba;
Mandado, cada cual huyó de presto.
Los ardientes altares rodeaba
Medea, sus cabellos esparcidos
Al modo bacanal, y remojaba
Cirios, en muchas partes divididos,
En el hoyo de sangre, y ensuciados,
Los pone en los altares encendidos.
Ilustrando los miembros arrugados
Tres veces a Esón con llama ardiente,
Y con azufre tres, y son lavados
Otras tantas con agua extrañamente.
En este medio tiempo al fuego hervía,
Con blanca espuma en el perol caliente,
Una mezcla de cosas que tenía
Para su menester aparejadas,
De que un electüario componía.
Allí coció raíces, que cortadas
En el valle Tesálico habían sido,
A su sazón y tiempo acomodadas.
Simientes, flores, zumo ennegrecido
Y piedras que del más lejano Oriente
Con gran curiosidad había traído.
Y las arenas que la recorriente
Avenida de Océano ha lavado
Echó, y echó con ellas juntamente
El nocturno rocío aljofarado
De la Luna, de noche recogido.
Ni de la carne y alas se ha olvidado
De la infamada Strigia [1], y ha añadido
Las entrañas del lobo incierto y fiero
Que suele verse en hombre convertido,
Y el delicado y escamoso cuero
De Chelydro serpiente y Cynifeo,
Y un hígado de ciervo todo entero.
Y para ejecución de su deseo,
El pico y la cabeza sobrepuso
De una corneja, que era, a lo que creo,
De novecientos años, y confuso
Con estas y otras cosas no nombradas,
El don para Esón a punto puso.
Y con un ramo seco meneadas
De seca oliva, luego prestamente
De arriba abajo todas son mezcladas.
Y apenas el calor el palo siente
Del poderoso y raro cocimiento,
Y veis se torna verde de repente.
Naciéronle hojas verdes al momento,
Y de aceitunas luego está cargado,
Y todas de maduro crecimiento.
En cualquier parte que ha la espuma echado
El fuego, y gota alguna se ha caído,
Se torna el seco suelo verde prado,
De rosas y de flores revestido,
Do blanda hierba y pasto se levanta,
Del extraño poder enriquecido.
Viendo esto, abrió Medea la garganta
Al arrugado viejo, permitiendo
Salir por la herida sangre tanta
Cuanta él tenía, y luego rehinchendo
Del poderoso zumo aquel vacío,
Sucede un caso raro y estupendo:
Que al punto que ha bebido el cuerpo frío
Aquel licor por boca o por herida,
En el cabello y barba el poderío
Se vio, pues la blancura despedida,
De negro se reviste, y la flaqueza
Está ya en fuerza y brío convertida.
La suciedad de viejo, la bajeza,
Amarillez y arrugas han huido,
Y vino en su lugar la gentileza.
El cuero con la carne se ha extendido;
Y como en sí tal fuerza y brío sienta,
Admírase Esón, y el que ha vivido
Tan largos años, tiene agora cuenta
Con pocos; que los otros olvidando,
Memoria tiene sólo de cuarenta,
El ánimo y valor también mudando,
Dejado con los años el de viejo.



[1] El Strix era un ave nocturna y fabulosa a la que se atribuía el instinto de acudir a las cunas de los niños para chuparles la sangre. Ovidio la describe en los Fastos, libro VI, v. 133.


Thessalian mothers,
Thessalian fathers, for their sons brought home
In safety, brought their offerings, burned incense
In the flames of the altars, sacrificed the victim
With gilded horns, as they had vowed. But Aeson
Was not among them in their great rejoicing.
Aeson, the father of Jason, was old and dying.
Sick, weary with the weight of years. And Jason
Spoke to Medea: "O my wife, I owe you
My safety, surely, and my return: your gifts
Were greater than my hopes; how can I ask
More than the all you have given me? But still,
I ask one thing, if spells of yours can do it.
And what can spells of yours not do? Take from me
Some of my years, and give them to my father."
He wept, and Medea, moved by his devotion.
Thought, for a moment, of another father,
Her own, Aeetes, whom she had forsaken.
Shown little enough devotion to. She answered:
"That is a wicked thing to ask, my husband.
I can not do it, and I would not do it,
Even if I could, give any one else a portion
Of Jason's life; it is wrong of you to ask me,
And Hecate would never allow it, never.
But I will try to give you something better,
Greater, than you have asked for. By my art,
Not by subtraction of your years, I will try
To add days to your father's life, if only
Hecate will stand by me."
So she waited
Three nights till the moon came full and the round circle
Shone brightly down on the world, and then she went
Out of the house in flowing robes and barefoot.
Hair streaming over her shoulders; all alone
Into the midnight stillness, while the birds
And beasts and men reposed in deepest slumber.
With never a stir in the hedges, never a rustle
In the silent leaves, never a motion of air.
Only the glitter of starlight. And she raised
Her arms to the stars, three times, and turning thrice,
Thrice sprinkled her head with quick-caught running water.
Thrice cried a wailing call, and knelt, and prayed:
"O Night, most true to mysteries, O stars
Whose gold with the moon's silver shines and follows
The fires of day, O Hecate, triple goddess.
Witness and helper of magic art and charm,
O Earth, provider of the herbs of magic,
O winds, O little breezes, O streams, O mountains,
O lakes, O groves, O gods of the groves, O gods
Of night, come, help me, help me, help me!
You have before this, w^hen I wanted, seen me
Make streams return to their sources, while their banks
Wondered; you have seen me still the angry oceans.
Rouse the calm waters, drive the clouds away
Or marshal them together, exile winds.
Recall them; you have seen me break the fangs
Of serpents with my charms and incantations,
Root up the rocks from the soil, root up the oak-trees,
Move forests, shake the mountains, make earth rumble,
Call ghosts from graveyards. I can make the moon
Darken, the car of the Sun turn pale at my singing.
The Dawn turn pale at my poisons. The flame of the bulls
Cooled at my order, with your aid; the necks
Bent to the weight of the yoke. You helped me turn
The seed of the Dragon, the savage earth-born brothers,
To fight among themselves; you lulled the Dragon
To slumber he had never known; you brought
The golden prize back to the cities of Greece.
What I need now is a potion by whose power
Old age may turn to the bloom of youth, regaining
The early years once more. And you will give it.
The stars flash bright in answer, and my car.
Drawn by the winged dragons, is ready and waiting."
The car, as she was speaking, had descended
From upper air. She stood there, for a moment.
Stroking the necks of the dragons, and then mounted,
Shook the light reins, went soaring high, high over
Tempe, towards lands she knew. All herbs that Ossa,
Pelion, Othrys, Pindus, and Olympus
Produced, she studied, and the ones that pleased her
She cut with the bronze sickle or pulled up
With roots still clinging to them. Many grasses
She took from many river-banks, among them
An herb that gives long life, not yet made famous
By what it did to Glaucus (but that, as someone,
A long time later, said, is another story).
Nine days, nine nights, her car went on its journey,
And she came home, with the dragons sleek and shining
In bright new skins, though nothing but the odor
Of the gathered herbs had touched their ancient bodies.
Come home, Medea halted: she would not cross
The threshold, enter the door; she would not let
Her husband touch her; under the open sky-
She built t^vin altars of turf, the one on the right
To Hecate, the one on the left to Youth.
She covered these with vervain and with branches
Grown in the wildwood, and dug ditches near them,
Performed her rites, cutting a black ram's throat.
Soaking the ditches with his blood, with wine
Poured out of bowls, with milk still warm, and calling
The gods of earth to come, and the dark monarch
Who, with his stolen bride, rules over the shades,
To linger in the shadows, not to hasten
To take an old man's spirit from his body.
So the long murmur of her prayers appeased them,
Gods high and low, and then she told the people
To bring King Aeson and his tired old body
Out under the open sky, and made him slumber,
Full-deep, and lying like a dead man there
On a bed of herbs. And she made Jason go
Far off, and made the household go far off,
And told them not to look, not to profane
Her mysteries by watching. They obeyed her.
And she, with streaming hair, went stepping round
The burning altar-fires, and dipped her torches
Where the blood ran in the ditches, and she lit them
With altar-flame, and over Aeson sprinkled
Triple purification, using water
Three times, and fire three times, and, three times, sulphur.
And all the while the brew in the bronze cauldron
Boiled and frothed white; in it were root-herbs gathered
From Thessaly's lonely vales, and seeds and flowers,
Strong juices, and pebbles from the farthest shores
Of oceans east and west, and hoar-frost taken
At the full of the moon, a hoot-owl's wings and flesh,
A werewolf's entrails also, and the fillet
Of fenny snake, the liver of the stag,
Long-lived, the eggs, the head, of the crow whose years
Run for nine generations. All of these
Were in the cauldron, and a thousand others.
Things without names, out of the world of mortals,
And the barbarian woman stirred them well,
Mixing them, top to bottom, with a branch
Of olive, dry and dead, and the old dry branch.
Stirring the brew, turned green, and green leaves sprouted
Along its length, and suddenly it was loaded
With olive fruit: wherever the scum spilled over
And the hot drops fell on the ground, the ground turned green.
Soft grasses grew and flowers broke into blossom.
And when Medea saw this, she drew her knife.
Cut Aeson's wrinkled throat, and let the blood
Run out, all the old blood run out, and filled
The veins with the new mixture. Aeson drank it
With his own mouth, and through his wound, and strangely,
Strangely, and quickly, his beard was black again.
No longer gray, his flesh filled out, the waxen
Complexion changed, the wrinkles all smoothed over,
He walked as young men walk, and in his wonder
Remembered the forgotten self, that Aeson
Of forty years ago.


7:159 Haemoniae matres pro gnatis dona receptis
 7:160 grandaevique ferunt patres congestaque flamma
 7:161 tura liquefaciunt, inductaque cornibus aurum
 7:162 victima vota cadit, sed abest gratantibus Aeson
 7:163 iam propior leto fessusque senilibus annis,
 7:164 cum sic Aesonides: 'o cui debere salutem
 7:165 confiteor, coniunx, quamquam mihi cuncta dedisti
 7:166 excessitque fidem meritorum summa tuorum,
 7:167 si tamen hoc possunt (quid enim non carmina possunt?)
 7:168 deme meis annis et demptos adde parenti!'
 7:169 nec tenuit lacrimas: mota est pietate rogantis,
 7:170 dissimilemque animum subiit Aeeta relictus;
 7:171 nec tamen adfectus talis confessa 'quod' inquit
 7:172 'excidit ore tuo, coniunx, scelus? ergo ego cuiquam
 7:173 posse tuae videor spatium transcribere vitae?
 7:174 nec sinat hoc Hecate, nec tu petis aequa; sed isto,
 7:175 quod petis, experiar maius dare munus, Iason.
 7:176 arte mea soceri longum temptabimus aevum,
 7:177 non annis revocare tuis, modo diva triformis
 7:178 adiuvet et praesens ingentibus adnuat ausis.'

 7:179 Tres aberant noctes, ut cornua tota coirent
 7:180 efficerentque orbem; postquam plenissima fulsit
 7:181 ac solida terras spectavit imagine luna,
 7:182 egreditur tectis vestes induta recinctas,
 7:183 nuda pedem, nudos umeris infusa capillos,
 7:184 fertque vagos mediae per muta silentia noctis
 7:185 incomitata gradus: homines volucresque ferasque
 7:186 solverat alta quies, nullo cum murmure saepes,
 7:187 inmotaeque silent frondes, silet umidus aer,
 7:188 sidera sola micant: ad quae sua bracchia tendens
 7:189 ter se convertit, ter sumptis flumine crinem
 7:190 inroravit aquis ternisque ululatibus ora
 7:191 solvit et in dura submisso poplite terra
 7:192 'Nox' ait 'arcanis fidissima, quaeque diurnis
 7:193 aurea cum luna succeditis ignibus astra,
 7:194 tuque, triceps Hecate, quae coeptis conscia nostris
 7:195 adiutrixque venis cantusque artisque magorum,
 7:196 quaeque magos, Tellus, pollentibus instruis herbis,
 7:197 auraeque et venti montesque amnesque lacusque,
 7:198 dique omnes nemorum, dique omnes noctis adeste,
 7:199 quorum ope, cum volui, ripis mirantibus amnes
 7:200 in fontes rediere suos, concussaque sisto,
 7:201 stantia concutio cantu freta, nubila pello
 7:202 nubilaque induco, ventos abigoque vocoque,
 7:203 vipereas rumpo verbis et carmine fauces,
 7:204 vivaque saxa sua convulsaque robora terra
 7:205 et silvas moveo iubeoque tremescere montis
 7:206 et mugire solum manesque exire sepulcris!
 7:207 te quoque, Luna, traho, quamvis Temesaea labores
 7:208 aera tuos minuant; currus quoque carmine nostro
 7:209 pallet avi, pallet nostris Aurora venenis!
 7:210 vos mihi taurorum flammas hebetastis et unco
 7:211 inpatiens oneris collum pressistis aratro,
 7:212 vos serpentigenis in se fera bella dedistis
 7:213 custodemque rudem somni sopistis et aurum
 7:214 vindice decepto Graias misistis in urbes:
 7:215 nunc opus est sucis, per quos renovata senectus
 7:216 in florem redeat primosque recolligat annos,
 7:217 et dabitis. neque enim micuerunt sidera frustra,
 7:218 nec frustra volucrum tractus cervice draconum
 7:219 currus adest.' aderat demissus ab aethere currus.
 7:220 quo simul adscendit frenataque colla draconum
 7:221 permulsit manibusque leves agitavit habenas,
 7:222 sublimis rapitur subiectaque Thessala Tempe
 7:223 despicit et certis regionibus adplicat angues:
 7:224 et quas Ossa tulit, quas altum Pelion herbas,
 7:225 Othrysque Pindusque et Pindo maior Olympus,
 7:226 perspicit et placitas partim radice revellit,
 7:227 partim succidit curvamine falcis aenae.
 7:228 multa quoque Apidani placuerunt gramina ripis,
 7:229 multa quoque Amphrysi, neque eras inmunis, Enipeu;
 7:230 nec non Peneos nec non Spercheides undae
 7:231 contribuere aliquid iuncosaque litora Boebes;
 7:232 carpsit et Euboica vivax Anthedone gramen,
 7:233 nondum mutato vulgatum corpore Glauci.

 7:234 Et iam nona dies curru pennisque draconum
 7:235 nonaque nox omnes lustrantem viderat agros,
 7:236 cum rediit; neque erant tacti nisi odore dracones,
 7:237 et tamen annosae pellem posuere senectae.
 7:238 constitit adveniens citra limenque foresque
 7:239 et tantum caelo tegitur refugitque viriles
 7:240 contactus, statuitque aras de caespite binas,
 7:241 dexteriore Hecates, ast laeva parte Iuventae.
 7:242 has ubi verbenis silvaque incinxit agresti,
 7:243 haud procul egesta scrobibus tellure duabus
 7:244 sacra facit cultrosque in guttura velleris atri
 7:245 conicit et patulas perfundit sanguine fossas;
 7:246 tum super invergens liquidi carchesia mellis
 7:247 alteraque invergens tepidi carchesia lactis,
 7:248 verba simul fudit terrenaque numina civit
 7:249 umbrarumque rogat rapta cum coniuge regem,
 7:250 ne properent artus anima fraudare senili.

 7:251 Quos ubi placavit precibusque et murmure longo,
 7:252 Aesonis effetum proferri corpus ad auras
 7:253 iussit et in plenos resolutum carmine somnos
 7:254 exanimi similem stratis porrexit in herbis.
 7:255 hinc procul Aesoniden, procul hinc iubet ire ministros
 7:256 et monet arcanis oculos removere profanos.
 7:257 diffugiunt iussi; passis Medea capillis
 7:258 bacchantum ritu flagrantis circuit aras
 7:259 multifidasque faces in fossa sanguinis atra
 7:260 tinguit et infectas geminis accendit in aris
 7:261 terque senem flamma, ter aqua, ter sulphure lustrat.

 7:262 Interea validum posito medicamen aeno
 7:263 fervet et exsultat spumisque tumentibus albet.
 7:264 illic Haemonia radices valle resectas
 7:265 seminaque floresque et sucos incoquit atros;
 7:266 adicit extremo lapides Oriente petitos
 7:267 et quas Oceani refluum mare lavit harenas;
 7:268 addit et exceptas luna pernocte pruinas
 7:269 et strigis infamis ipsis cum carnibus alas
 7:270 inque virum soliti vultus mutare ferinos
 7:271 ambigui prosecta lupi; nec defuit illis
 7:272 squamea Cinyphii tenuis membrana chelydri
 7:273 vivacisque iecur cervi; quibus insuper addit
 7:274 ova caputque novem cornicis saecula passae.
 7:275 his et mille aliis postquam sine nomine rebus
 7:276 propositum instruxit mortali barbara maius,
 7:277 arenti ramo iampridem mitis olivae
 7:278 omnia confudit summisque inmiscuit ima.
 7:279 ecce vetus calido versatus stipes aeno
 7:280 fit viridis primo nec longo tempore frondes
 7:281 induit et subito gravidis oneratur olivis:
 7:282 at quacumque cavo spumas eiecit aeno
 7:283 ignis et in terram guttae cecidere calentes,
 7:284 vernat humus, floresque et mollia pabula surgunt.
 7:285 quae simul ac vidit, stricto Medea recludit
 7:286 ense senis iugulum veteremque exire cruorem
 7:287 passa replet sucis; quos postquam conbibit Aeson
 7:288 aut ore acceptos aut vulnere, barba comaeque
 7:289 canitie posita nigrum rapuere colorem,
 7:290 pulsa fugit macies, abeunt pallorque situsque,
 7:291 adiectoque cavae supplentur corpore rugae,
 7:292 membraque luxuriant: Aeson miratur et olim
 7:293 ante quater denos hunc se reminiscitur annos.