Medea rejuvenece a Esón
Metamorfosis, Libro VII
Metamorfosis, Libro VII
v. 159-293
Ancianos
y matronas en llegando
Agradecen
a Dios el beneficio
De los
venidos hijos, procurando
Solemnizar
el santo sacrificio
Con
oloroso incienso derretido
En
sacro fuego, y no faltó al oficio
Becerro,
que por todos ofrecido,
Con los
dorados cuernos suplicase
Fuese
aceptable. Pero no ha venido
Esón, y
no era mucho que faltase,
Cercano
con sus años a la muerte,
Aunque
presente hallar se desease,
Por do
su hijo dijo de esta suerte:
«Esposa
dulce mía, a quien confieso
Deber
lo que yo soy, aunque me has dado
Tanto,
que excede al crédito el exceso
De tu
merecimiento sublimado,
Si el
poder del encanto llega a eso
(¿A qué
no llega?), estoy determinado
Pedirte
que a mi padre seas servida ,
Quitando
de mis años, dar más vida.»
Diciéndola
esto, lágrimas vertía;
Mas
ella, más piadosa ya que cuando
Desamparó
a su padre, respondía,
Terneza
tal en sí disimulando :
«Marido
mío, di: ¿qué desatino.
O qué
traición echaste por la boca?
¿Parécete
que puedo yo hacer dino
A
alguno de la vida que a ti toca ?
No lo
permita Hécate; sin tino
Pediste
petición injusta y loca ;
Mas yo
procuraré que a Esón veas
Trocado muy mejor que tú deseas.
»La larga edad y los continuos daños
Del suegro mío estoy determinada
Con mi arte discreta, y sin tus años,
Mejor que pides sea renovada;
Con tal que en mis intentos tan extraños
De la triforme Diosa sea ayudada,
Y su favor al tiempo que se llegue
Ocasión de pedirle no me niegue.»
Tres noches le faltaban a la Luna
Para juntar los cuernos y mostrarse
Redonda al mundo, llena y oportuna.
Para poder mejor comunicarse,
Y siendo ya llenísima, ha mostrado
La luz y claridad que podía darse.
Salió con el vestido arregazado,
Descalza, del palacio, y esparcido
El cabello en los hombros, no peinado.
Con vago paso sola se ha venido,
En medio del silencio y noche obscura,
Cuando todo animal está dormido.
Al tiempo que la sierpe en la espesura,
Sin dar algún ruido rastreando,
Parece que está muerta en su figura.
Los árboles y el aire están callando,
Y solas las estrellas reluciendo,
Sus rayos rutilantes disparando.
A quien sus brazos ambos extendiendo
Se revolvió tres veces, rocïada
Otras tres veces su cabeza siendo
Con el agua que coge arrodillada
De un río, y tres bostezos grandes dando,
Y en la tierra durísima humillada,
De esta manera encomenzó hablando:
«¡Oh noche, de secretos guardadora
Fielísima, y estrellas que en el cielo
Con la dorada Luna al punto y hora
Aparecéis que falta el dios de Delo!
¡Oh tresdoblada Hécate, señora
Do hallo en mis intentos yo consuelo,
Encantos, artes mágicas, o hierbas
Y tierra que con ellas los conservas!
»¡Oh aire, vientos, montes, lagos, ríos,
Y Dioses todos de la noche obscura,
Con todos los silvanos y sombríos
Que habitáis en los bosques y espesura!
Estad presentes a los actos míos,
Con el favor de quien cierta y segura
Volver hago las aguas a sus fuentes,
Las peñas admirándose presentes.
»Con vuestra ayuda y mis encantos hago
Que el mar tempestüoso se sosiegue,
Y el sosegado haga tal estrago,
Que con sus olas hasta el cielo llegue.
Yo hago los nublados y deshago ;
Doy viento al mundo, y mando que se niegue;
A las culebras rompo las gargantas
Con mis palabras mágicas y santas.
»Los robles duros y los vivos cantos
Asidos a la fría y seca tierra,
Y las selvas con ella, con mis cantos
Conmuevo, y a los montes hago guerra,
Haciéndolos temblar con mis encantos,
Bramar el suelo y almas que él encierra
Salir de sus antiguos monumentos,
Rendidas a mis altos mandamientos.
»También a tu pesar te traigo, Luna,
Sujeta a mi poder la fuerza tuya,
Aunque el metal tocado, en forma alguna
Tus penas y trabajos disminuya.
Y aun hice yo tu carro, ya más de una
Vez amarillo, y tal la color suya
Ve la rosada y rubicunda Aurora,
A causa del veneno que en mí mora.
»Vosotros con los toros me habéis dado
Poder para matar su bravo fuego,
Y su libre cerviz al corvo arado
A su despecho sujetasteis luego.
Los serpentinos hijos inflamado
Habéis en cruda guerra por mi ruego,
Y al velador dragón echasteis sueño,
Al vellocino dando griego dueño.
» Necesidad de zumos tengo agora,
Tan poderosos y en virtud tamaños,
Que la vejez cansada al punto y hora
Conviertan en la flor de tiernos años.
Así lo cumpliréis, pues se mejora
La luz de las estrellas, que de extraños
Y voladores dragos no es creíble
En vano venga carro tan terrible.»
Un coche a la sazón había venido
De aquéllos por los aires delicados,
A do en el mismo punto que ha subido,
Halagó los pescuezos enfrenados ,
Y tomadas las riendas, va volando,
Los ligeros dragones incitados.
La Tesálica Tempe despreciando,
Y vistas las regiones, moderaba
Las serpientes. En Osa pesquisando
Las hierbas do virtud hallar pensaba,
Y las que el alto Pelión poseía,
Con Otris y con Pindo remiraba.
En Olimpo, mayor que Pindo, hacía
La misma diligencia, con cuidado
De lo que a su negocio convenía.
Y parte de las muchas que ha hallado
Arranca de raíz; mas otra parte
Con la hoz de metal las ha segado.
A la ribera Apídana se parte,
Do muchas de ellas recoger espera,
Y en Anfryso. Tú, Empeulyste, parte
También, y diola Sperchio, y la ribera
Del río Peneo, y Bebis la juncosa
Contribuyó las hierbas que debiera.
Cogió también la hierba poderosa
En Anthedón Euboyca, no vulgada,
Mudado Glauco en forma milagrosa.
Nueve noches y días ocupada
En esto, de los dragos voladores
Por todo el campo y tierras fue llevada.
Cuando volvió, de solos los vapores
De las cogidas hierbas han gustado;
Las sierpes sólo el toque y los olores,
Y el cuero viejo luego han desechado.
Llegada, el varonil contacto huye;
No quiso entrar debajo de tejado.
De césped dos altares estatuye;
El de Hécates a man derecha ordena.
A la diosa Juventa se concluye
A la otra mano, y ambos de verbena
Y de campestres hojas rodeando,
Los puso al menester de forma buena.
Dos hoyos no muy lejos procurando
En la tierra hacer, do se recoja
Lo necesario al acto venerando.
De la garganta sale sangre roja
De una res negra, que ella degollaba,
Y en las fosas cayó. Sobre ella arroja
De tibia leche un vaso, y otro echaba
De miel líquida, y reza juntamente,
Y los terrenos Dioses invocaba,
Rogando al dios Plutón que no se intente
Privar de vida al viejo, y fue rogada
La robada mujer que lo consiente.
Y de que están propicios enterada
Con sus prolijo ruegos, ha pedido
Que ante el altar y pompa consagrada
El cuerpo de Esón flaco sea traído,
Y habiendo sus encantos recitado,
Quedó en profundo sueño adormecido.
Y púsose cual muerto recostado
Sobre las hierbas que ella había dispuesto
A la manera y forma de un estrado.
Mandó irse a Jasón, mandó ir el resto
De gente y de criados que allí estaba;
Mandado, cada cual huyó de presto.
Los ardientes altares rodeaba
Medea, sus cabellos esparcidos
Al modo bacanal, y remojaba
Cirios, en muchas partes divididos,
En el hoyo de sangre, y ensuciados,
Los pone en los altares encendidos.
Ilustrando los miembros arrugados
Tres veces a Esón con llama ardiente,
Y con azufre tres, y son lavados
Otras tantas con agua extrañamente.
En este medio tiempo al fuego hervía,
Con blanca espuma en el perol caliente,
Una mezcla de cosas que tenía
Para su menester aparejadas,
De que un electüario componía.
Allí coció raíces, que cortadas
En el valle Tesálico habían sido,
A su sazón y tiempo acomodadas.
Simientes, flores, zumo ennegrecido
Y piedras que del más lejano Oriente
Con gran curiosidad había traído.
Y las arenas que la recorriente
Avenida de Océano ha lavado
Echó, y echó con ellas juntamente
El nocturno rocío aljofarado
De la Luna, de noche recogido.
Ni de la carne y alas se ha olvidado
De la infamada Strigia [1], y ha añadido
Las entrañas del lobo incierto y fiero
Que suele verse en hombre convertido,
Y el delicado y escamoso cuero
De Chelydro serpiente y Cynifeo,
Y un hígado de ciervo todo entero.
Y para ejecución de su deseo,
El pico y la cabeza sobrepuso
De una corneja, que era, a lo que creo,
De novecientos años, y confuso
Con estas y otras cosas no nombradas,
El don para Esón a punto puso.
Y con un ramo seco meneadas
De seca oliva, luego prestamente
De arriba abajo todas son mezcladas.
Y apenas el calor el palo siente
Del poderoso y raro cocimiento,
Y veis se torna verde de repente.
Naciéronle hojas verdes al momento,
Y de aceitunas luego está cargado,
Y todas de maduro crecimiento.
En cualquier parte que ha la espuma echado
El fuego, y gota alguna se ha caído,
Se torna el seco suelo verde prado,
De rosas y de flores revestido,
Do blanda hierba y pasto se levanta,
Del extraño poder enriquecido.
Viendo esto, abrió Medea la garganta
Al arrugado viejo, permitiendo
Salir por la herida sangre tanta
Cuanta él tenía, y luego rehinchendo
Del poderoso zumo aquel vacío,
Sucede un caso raro y estupendo:
Que al punto que ha bebido el cuerpo frío
Aquel licor por boca o por herida,
En el cabello y barba el poderío
Se vio, pues la blancura despedida,
De negro se reviste, y la flaqueza
Está ya en fuerza y brío convertida.
La suciedad de viejo, la bajeza,
Amarillez y arrugas han huido,
Y vino en su lugar la gentileza.
El cuero con la carne se ha extendido;
Y como en sí tal fuerza y brío sienta,
Admírase Esón, y el que ha vivido
Tan largos años, tiene agora cuenta
Con pocos; que los otros olvidando,
Memoria tiene sólo de cuarenta,
El ánimo y valor también mudando,
Dejado con los años el de viejo.
[1] El Strix era
un ave nocturna y fabulosa a la que se atribuía el instinto de acudir a las cunas
de los niños para chuparles la sangre. Ovidio la describe en los Fastos, libro VI, v. 133.
Thessalian mothers,
Thessalian fathers, for their
sons brought home
In safety, brought their
offerings, burned incense
In the flames of the altars,
sacrificed the victim
With gilded horns, as they had
vowed. But Aeson
Was not among them in their great
rejoicing.
Aeson, the father of Jason, was
old and dying.
Sick, weary with the weight of
years. And Jason
Spoke to Medea: "O my wife,
I owe you
My safety, surely, and my return:
your gifts
Were greater than my hopes; how
can I ask
More than the all you have given
me? But still,
I ask one thing, if spells of
yours can do it.
And what can spells of yours not
do? Take from me
Some of my years, and give them
to my father."
He wept, and Medea, moved by his
devotion.
Thought, for a moment, of another
father,
Her own, Aeetes, whom she had
forsaken.
Shown little enough devotion to.
She answered:
"That is a wicked thing to
ask, my husband.
I can not do it, and I would not
do it,
Even if I could, give any one
else a portion
Of Jason's life; it is wrong of
you to ask me,
And Hecate would never allow it,
never.
But I will try to give you
something better,
Greater, than you have asked for.
By my art,
Not by subtraction of your years,
I will try
To add days to your father's
life, if only
Hecate will stand by me."
So she waited
Three nights till the moon came
full and the round circle
Shone brightly down on the world,
and then she went
Out of the house in flowing robes
and barefoot.
Hair streaming over her
shoulders; all alone
Into the midnight stillness,
while the birds
And beasts and men reposed in
deepest slumber.
With never a stir in the hedges,
never a rustle
In the silent leaves, never a
motion of air.
Only the glitter of starlight.
And she raised
Her arms to the stars, three
times, and turning thrice,
Thrice sprinkled her head with
quick-caught running water.
Thrice cried a wailing call, and
knelt, and prayed:
"O Night, most true to
mysteries, O stars
Whose gold with the moon's silver
shines and follows
The fires of day, O Hecate,
triple goddess.
Witness and helper of magic art
and charm,
O Earth, provider of the herbs of
magic,
O winds, O little breezes, O
streams, O mountains,
O lakes, O groves, O gods of the
groves, O gods
Of night, come, help me, help me,
help me!
You have before this, w^hen I
wanted, seen me
Make streams return to their
sources, while their banks
Wondered; you have seen me still
the angry oceans.
Rouse the calm waters, drive the
clouds away
Or marshal them together, exile
winds.
Recall them; you have seen me
break the fangs
Of serpents with my charms and
incantations,
Root up the rocks from the soil,
root up the oak-trees,
Move forests, shake the
mountains, make earth rumble,
Call ghosts from graveyards. I
can make the moon
Darken, the car of the Sun turn
pale at my singing.
The Dawn turn pale at my poisons.
The flame of the bulls
Cooled at my order, with your
aid; the necks
Bent to the weight of the yoke.
You helped me turn
The seed of the Dragon, the
savage earth-born brothers,
To fight among themselves; you
lulled the Dragon
To slumber he had never known;
you brought
The golden prize back to the
cities of Greece.
What I need now is a potion by
whose power
Old age may turn to the bloom of
youth, regaining
The early years once more. And
you will give it.
The stars flash bright in answer,
and my car.
Drawn by the winged dragons, is
ready and waiting."
The car, as she was speaking, had
descended
From upper air. She stood there,
for a moment.
Stroking the necks of the
dragons, and then mounted,
Shook the light reins, went
soaring high, high over
Tempe, towards lands she knew.
All herbs that Ossa,
Pelion, Othrys, Pindus, and
Olympus
Produced, she studied, and the
ones that pleased her
She cut with the bronze sickle or
pulled up
With roots still clinging to
them. Many grasses
She took from many river-banks,
among them
An herb that gives long life, not
yet made famous
By what it did to Glaucus (but
that, as someone,
A long time later, said, is
another story).
Nine days, nine nights, her car
went on its journey,
And she came home, with the
dragons sleek and shining
In bright new skins, though
nothing but the odor
Of the gathered herbs had touched
their ancient bodies.
Come home, Medea halted: she
would not cross
The threshold, enter the door;
she would not let
Her husband touch her; under the
open sky-
She built t^vin altars of turf,
the one on the right
To Hecate, the one on the left to
Youth.
She covered these with vervain
and with branches
Grown in the wildwood, and dug
ditches near them,
Performed her rites, cutting a
black ram's throat.
Soaking the ditches with his
blood, with wine
Poured out of bowls, with milk
still warm, and calling
The gods of earth to come, and
the dark monarch
Who, with his stolen bride, rules
over the shades,
To linger in the shadows, not to
hasten
To take an old man's spirit from
his body.
So the long murmur of her prayers
appeased them,
Gods high and low, and then she
told the people
To bring King Aeson and his tired
old body
Out under the open sky, and made
him slumber,
Full-deep, and lying like a dead
man there
On a bed of herbs. And she made
Jason go
Far off, and made the household
go far off,
And told them not to look, not to
profane
Her mysteries by watching. They
obeyed her.
And she, with streaming hair,
went stepping round
The burning altar-fires, and
dipped her torches
Where the blood ran in the ditches,
and she lit them
With altar-flame, and over Aeson
sprinkled
Triple purification, using water
Three times, and fire three
times, and, three times, sulphur.
And all the while the brew in the
bronze cauldron
Boiled and frothed white; in it
were root-herbs gathered
From Thessaly's lonely vales, and
seeds and flowers,
Strong juices, and pebbles from
the farthest shores
Of oceans east and west, and
hoar-frost taken
At the full of the moon, a
hoot-owl's wings and flesh,
A werewolf's entrails also, and
the fillet
Of fenny snake, the liver of the
stag,
Long-lived, the eggs, the head,
of the crow whose years
Run for nine generations. All of
these
Were in the cauldron, and a
thousand others.
Things without names, out of the
world of mortals,
And the barbarian woman stirred
them well,
Mixing them, top to bottom, with
a branch
Of olive, dry and dead, and the
old dry branch.
Stirring the brew, turned green,
and green leaves sprouted
Along its length, and suddenly it
was loaded
With olive fruit: wherever the
scum spilled over
And the hot drops fell on the
ground, the ground turned green.
Soft grasses grew and flowers
broke into blossom.
And when Medea saw this, she drew
her knife.
Cut Aeson's wrinkled throat, and
let the blood
Run out, all the old blood run
out, and filled
The veins with the new mixture.
Aeson drank it
With his own mouth, and through
his wound, and strangely,
Strangely, and quickly, his beard
was black again.
No longer gray, his flesh filled
out, the waxen
Complexion changed, the wrinkles
all smoothed over,
He walked as young men walk, and
in his wonder
Remembered the forgotten self,
that Aeson
Of forty years ago.
7:159 Haemoniae matres pro gnatis dona receptis
7:160 grandaevique
ferunt patres congestaque flamma
7:161 tura
liquefaciunt, inductaque cornibus aurum
7:162 victima vota
cadit, sed abest gratantibus Aeson
7:163 iam propior
leto fessusque senilibus annis,
7:164 cum sic
Aesonides: 'o cui debere salutem
7:165 confiteor,
coniunx, quamquam mihi cuncta dedisti
7:166 excessitque
fidem meritorum summa tuorum,
7:167 si tamen hoc
possunt (quid enim non carmina possunt?)
7:168 deme meis annis
et demptos adde parenti!'
7:169 nec tenuit
lacrimas: mota est pietate rogantis,
7:170 dissimilemque
animum subiit Aeeta relictus;
7:171 nec tamen
adfectus talis confessa 'quod' inquit
7:172 'excidit ore
tuo, coniunx, scelus? ergo ego cuiquam
7:173 posse tuae
videor spatium transcribere vitae?
7:174 nec sinat hoc
Hecate, nec tu petis aequa; sed isto,
7:175 quod petis,
experiar maius dare munus, Iason.
7:176 arte mea soceri
longum temptabimus aevum,
7:177 non annis
revocare tuis, modo diva triformis
7:178 adiuvet et
praesens ingentibus adnuat ausis.'
7:179 Tres aberant
noctes, ut cornua tota coirent
7:180 efficerentque
orbem; postquam plenissima fulsit
7:181 ac solida
terras spectavit imagine luna,
7:182 egreditur
tectis vestes induta recinctas,
7:183 nuda pedem,
nudos umeris infusa capillos,
7:184 fertque vagos
mediae per muta silentia noctis
7:185 incomitata
gradus: homines volucresque ferasque
7:186 solverat alta
quies, nullo cum murmure saepes,
7:187 inmotaeque
silent frondes, silet umidus aer,
7:188 sidera sola
micant: ad quae sua bracchia tendens
7:189 ter se convertit,
ter sumptis flumine crinem
7:190 inroravit aquis
ternisque ululatibus ora
7:191 solvit et in
dura submisso poplite terra
7:192 'Nox' ait
'arcanis fidissima, quaeque diurnis
7:193 aurea cum luna
succeditis ignibus astra,
7:194 tuque, triceps
Hecate, quae coeptis conscia nostris
7:195 adiutrixque
venis cantusque artisque magorum,
7:196 quaeque magos,
Tellus, pollentibus instruis herbis,
7:197 auraeque et
venti montesque amnesque lacusque,
7:198 dique omnes
nemorum, dique omnes noctis adeste,
7:199 quorum ope, cum
volui, ripis mirantibus amnes
7:200 in fontes
rediere suos, concussaque sisto,
7:201 stantia
concutio cantu freta, nubila pello
7:202 nubilaque
induco, ventos abigoque vocoque,
7:203 vipereas rumpo
verbis et carmine fauces,
7:204 vivaque saxa
sua convulsaque robora terra
7:205 et silvas moveo
iubeoque tremescere montis
7:206 et mugire solum
manesque exire sepulcris!
7:207 te quoque,
Luna, traho, quamvis Temesaea labores
7:208 aera tuos
minuant; currus quoque carmine nostro
7:209 pallet avi,
pallet nostris Aurora venenis!
7:210 vos mihi
taurorum flammas hebetastis et unco
7:211 inpatiens
oneris collum pressistis aratro,
7:212 vos
serpentigenis in se fera bella dedistis
7:213 custodemque
rudem somni sopistis et aurum
7:214 vindice decepto
Graias misistis in urbes:
7:215 nunc opus est
sucis, per quos renovata senectus
7:216 in florem
redeat primosque recolligat annos,
7:217 et dabitis.
neque enim micuerunt sidera frustra,
7:218 nec frustra
volucrum tractus cervice draconum
7:219 currus adest.'
aderat demissus ab aethere currus.
7:220 quo simul
adscendit frenataque colla draconum
7:221 permulsit
manibusque leves agitavit habenas,
7:222 sublimis
rapitur subiectaque Thessala Tempe
7:223 despicit et
certis regionibus adplicat angues:
7:224 et quas Ossa
tulit, quas altum Pelion herbas,
7:225 Othrysque
Pindusque et Pindo maior Olympus,
7:226 perspicit et
placitas partim radice revellit,
7:227 partim succidit
curvamine falcis aenae.
7:228 multa quoque
Apidani placuerunt gramina ripis,
7:229 multa quoque
Amphrysi, neque eras inmunis, Enipeu;
7:230 nec non Peneos
nec non Spercheides undae
7:231 contribuere
aliquid iuncosaque litora Boebes;
7:232 carpsit et
Euboica vivax Anthedone gramen,
7:233 nondum mutato
vulgatum corpore Glauci.
7:234 Et iam nona
dies curru pennisque draconum
7:235 nonaque nox
omnes lustrantem viderat agros,
7:236 cum rediit;
neque erant tacti nisi odore dracones,
7:237 et tamen
annosae pellem posuere senectae.
7:238 constitit
adveniens citra limenque foresque
7:239 et tantum caelo
tegitur refugitque viriles
7:240 contactus,
statuitque aras de caespite binas,
7:241 dexteriore
Hecates, ast laeva parte Iuventae.
7:242 has ubi
verbenis silvaque incinxit agresti,
7:243 haud procul
egesta scrobibus tellure duabus
7:244 sacra facit
cultrosque in guttura velleris atri
7:245 conicit et
patulas perfundit sanguine fossas;
7:246 tum super
invergens liquidi carchesia mellis
7:247 alteraque
invergens tepidi carchesia lactis,
7:248 verba simul
fudit terrenaque numina civit
7:249 umbrarumque
rogat rapta cum coniuge regem,
7:250 ne properent
artus anima fraudare senili.
7:251 Quos ubi
placavit precibusque et murmure longo,
7:252 Aesonis effetum
proferri corpus ad auras
7:253 iussit et in
plenos resolutum carmine somnos
7:254 exanimi similem
stratis porrexit in herbis.
7:255 hinc procul
Aesoniden, procul hinc iubet ire ministros
7:256 et monet
arcanis oculos removere profanos.
7:257 diffugiunt
iussi; passis Medea capillis
7:258 bacchantum ritu
flagrantis circuit aras
7:259 multifidasque
faces in fossa sanguinis atra
7:260 tinguit et
infectas geminis accendit in aris
7:261 terque senem
flamma, ter aqua, ter sulphure lustrat.
7:262 Interea validum
posito medicamen aeno
7:263 fervet et
exsultat spumisque tumentibus albet.
7:264 illic Haemonia
radices valle resectas
7:265 seminaque
floresque et sucos incoquit atros;
7:266 adicit extremo
lapides Oriente petitos
7:267 et quas Oceani
refluum mare lavit harenas;
7:268 addit et
exceptas luna pernocte pruinas
7:269 et strigis
infamis ipsis cum carnibus alas
7:270 inque virum
soliti vultus mutare ferinos
7:271 ambigui
prosecta lupi; nec defuit illis
7:272 squamea
Cinyphii tenuis membrana chelydri
7:273 vivacisque
iecur cervi; quibus insuper addit
7:274 ova caputque
novem cornicis saecula passae.
7:275 his et mille
aliis postquam sine nomine rebus
7:276 propositum
instruxit mortali barbara maius,
7:277 arenti ramo
iampridem mitis olivae
7:278 omnia confudit
summisque inmiscuit ima.
7:279 ecce vetus
calido versatus stipes aeno
7:280 fit viridis
primo nec longo tempore frondes
7:281 induit et
subito gravidis oneratur olivis:
7:282 at quacumque cavo
spumas eiecit aeno
7:283 ignis et in
terram guttae cecidere calentes,
7:284 vernat humus,
floresque et mollia pabula surgunt.
7:285 quae simul ac
vidit, stricto Medea recludit
7:286 ense senis
iugulum veteremque exire cruorem
7:287 passa replet sucis;
quos postquam conbibit Aeson
7:288 aut ore
acceptos aut vulnere, barba comaeque
7:289 canitie posita
nigrum rapuere colorem,
7:290 pulsa fugit
macies, abeunt pallorque situsque,
7:291 adiectoque
cavae supplentur corpore rugae,
7:292 membraque luxuriant:
Aeson miratur et olim
7:293 ante quater
denos hunc se reminiscitur annos.