domingo, 31 de marzo de 2024

Robert Lowell y Alberto Girri: Coloquio en Black Rock

 

COLLOQUY IN BLACK ROCK

 

Here the jack-hammer jabs into the ocean;

My heart, you race and stagger and demand

More blood-gangs for your nigger-brass percussions,

Till I, the stunned machine of your devotion,

Clanging upon this cymbal of a hand,

Am rattled screw and footloose. All discussions

 

End in low water, slump, and dumps and death.

My heart, beat faster, faster. In Black Mud

Hungarian machinists give their blood

For the martyr Stephen, who was stoned to death.

 

Black Mud, a name to conjure with: O mud

For watermelons gutted to the crust,

Mud for the mole-tide harbor, mud for mouse,

Mud for the armored Diesel fishing tubs that thud

A year and a day to wind and tidal rust,

The heart-skip and the quake that shakes my house

 

To Jericho, a cIay and trumpet death,

My heart, beat faster, faster. In Black Mud

Stephen the martyr was broken down to blood:

Our ransom is the rubble of his death.

 

Christ walks on the black water. In Black Mud

Darts the kingfisher. On Corpus Christi, heart,

Over the drum-beat of St. Stephen’s choir

I hear him, Stupor Mundi, and the mud

Flies from this hunching wings and beak —my heart,

The blue kingfisher dives on you in fire.

ROBERT LOWELL

COLOQUIO EN BLACK ROCK

 

Aquí el martinete hurga el océano;

corazón mío, tú corres y vacilas y reclamas

más gangas de sangre para tus percusiones de bronces negros.

que yo, atontado mecanismo de tu devoción, ,

resonando en este címbalo de una mano,

me convierto en una tuerca rechinante y suelta. Todas las discusiones

 

terminan en bajamar, hundimiento, y melancolía y muerte.

Corazón mío, late más rápido, más rápido. En Black Mud

los mecánicos húngaros dan su sangre

al mártir Esteban que fue lapidado.

 

Black Mud, un nombre mediante el cual rogar: oh barro

para sandías desventradas hasta la cáscara,

barro para la bahía con la marea del muelle, barro para el ratón,

barro para las blindadas barcazas pescadoras Diesel

que por un año y un día golpean al viento y al óxi

do del oleaje,

y la palpitación y el temblor que sacude mi casa

hasta Jericó, muerte de arcilla y trompeta.

Corazón mío, late más rápido, más rápido. En Black Mud

Esteban el mártir fue destrozado hasta desangrarse:

nuestra redención es el pedregal de su muerte.

 

Cristo camina sobre las negras aguas. En Black Mud

vuela como saeta el martín pescador. Sobre Corpus Christi, corazón,

sobre el redoble del tambor del coro de San Esteban

yo lo oigo, Stupor Mundi, y el barro

vuela de sus alas en sacudidas y del pico, oh corazón mío,

el azul martín pescador sobre ti se zambulle en fuego.

Traducción y notas de ALBERTO GIRRI

 

NOTAS
Colloquy in Black Rock: La primera versión, aparecida en The Sewanee Review en 1944, tenía por título: “Colloquy in Black Rock, Connecticut”, donde alude a una zona de Bridgeport, Connecticut, cuya población está formada en su mayoría por húngaros, feligreses de la iglesia católica de San Esteban, primer rey y santo patrono de Hungría. El poema fue escrito como un tributo a la celebración de la festividad de Corpus Christi, circunstancia en que se realiza una especial procesión, y una misa en la iglesia de San Esteban.

Versos 9 y 10. Hungarian machinists give their blood / For the martyr Stepben, who was stoned to death: Durante la última guerra mundial existían en Black Rock plantas para la producción de aviones, y la idea de Lowell es que esos mecánicos húngaros contribuyeron con su sangre al esfuerzo de la guerra, haciéndolo bajo la advocación de otro santo húngaro, llamado también Esteban, San Esteban Protomártir, quien siguiera el ejemplo de Cristo entregando su cuerpo al sacrificio.

Según Hugh B. Staples, en su libro Robert Lowell, the First Twenty Years, el “coloquio” acontece entre el poeta y su corazón, un términoambiguamente usado en cada estrofa para referirse tanto al corazón comoórgano físico cuanto al alma. En el plano físico, la aceleración de los latidos tiene, dice Staples, the ironic effect of speeding up the biological processes until they become catabolic, and ‘all discussions end in. .. death’. Conversely, however, as the physical heart loses its vitality, the soul benefits from this quickening, as it prepares for the reception of the Holy Spirit.