domingo, 5 de abril de 2009

Alfredo Gangotena y Carrera Andrade

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JORGE CARRERA ANDRADE tradujo algunos de los poemas de su compatriota ALFREDO GANGOTENA. Éste último, junto con Lautréamont, Laforgue, Supervielle, integra ese pequeño grupo de poetas imprescindibles que la América española, como diría Darío, le ha dado a Francia.




Carême


À Pierre-André May.


Ores qu´une force étrange me claquer des dents,
Qu´un sifflement océanique de trombe me brise les yeux :
Dans mon âme vente l´écho d´une voix profonde.
Solitudes d´un monde abstrait,
Solitudes à travers l´espace mélodique des cieux,
Solitudes, je vous pressens.


Ô Pascal :
L´esprit d´aventure, de géométrie,
En avalanche me saisit,
Et ne suis-je peut-être que l´acrobate
Sur les géodésiques, les méridiens !
Mais comme toi jadis, petit Blaise,
À la renverse sous les chaises,
En grand fracas, je ronge les traversins.


Ô nuptiale saison de l´épousée !


La pentecôte des feuilles d´automne enlumine les carreaux.
Souvenir ! Ô patience et douce mémoire vivifiant ses eaux
Dans l´amoureuse et chaude enceinte des rideaux.
Ô battement vertigineux
De ces ailes sous les tempes,
Ombre interne de mes mains !
Route solaire de ma puissance,
Et route du pain : l´épi violent.
Les prunelles avides de l´écolier se consument à l´ombre des greniers ;
Les gouttières sèment leurs glaïeuls de cristal,
Et toute la grange succombe à la grâce de Dieu.





Cuaresma
Para Pierre-André May


Ahora que una fuerza extraña hace crujir mis dientes
Y un oceánico silbo de tromba hace cerrar mis ojos,
En mi alma se extiende el eco de una voz profunda.
Soledades de un mundo abstracto,
Soledades a través del espacio melódico de los cielos,
Soledades, os presiento.


¡Oh Pascal!
El espíritu de aventura y de geometría,
En avalancha me sobrecoge.
¡Y acaso no soy sino un acróbata
Sobre las geodésicas y los meridianos!
Mas, como tú antaño, pequeño Blas,
Boca arriba bajo las sillas,
Con gran estrépito muerdo los travesaños.


¡Oh nupcial estación de la desposada!
El pentecostés de las hojas de otoño ilumina las ventanas.
¡Oh recuerdo! ¡Oh paciente y dulce memoria dignificando sus aguas.
En el amoroso y cálido recinto de las cortinas
¡Oh palpitación vertiginosa
De esas alas bajo las sienes!
(¡Sombra eterna de mis manos!)
Ruta solar de mi potencia
y ruta del pan: la espiga violenta.


Las pupilas ávidas del colegial se consumen a la sombra de los graneros;
las goteras siembran sus gladiolos de cristal
y toda la granja sucumbe bajo la gracia de Dios.

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