viernes, 25 de abril de 2014

Novedades editoriales de abril


25 de abril de 2014:
En nuestro Catálogo general:
minimujer

Léon Bloy: La mujer pobre
“Mi cólera es la efervescencia de mi piedad”, escribió alguna vez León Bloy. EnLa mujer pobre, segunda de las dos únicas novelas que nos dejó, cólera y piedad abundan, expresadas en un estilo “lleno de tumulto”, el único capaz de “conferir a las ideas una amplitud prodigiosa y dar cuenta con exactitud del violento color de un escritor”, como el autor mismo nos dice en una página de su obra. A través de la historia de Clotilde, personaje de una pureza tal que resultaría sin duda tan improbable en su época como lo sería en la nuestra, Bloy construye una hagiografía digna de La leyenda dorada. (Leer más...)

miniadios

Honoré de Balzac: Adiós
Honoré de Balzac es universalmente conocido por algunas de sus grandes y extensas novelas y, sobre todo, por ese vasto y esencialmente irrealizable proyecto narrativo que fue la Comedia humana. El justo renombre de esta obra encubre, por desgracia, el hecho de que la misma incluye relatos más cortos que, por su intensidad y perfección formal, merecen figurar al lado de los títulos mayores. Adiós es uno de ellos. En él, a través de un trágico destino individual, se nos cuenta, con una vividez casi alucinatoria, uno de los episodios más terribles de la invasión napoleónica de Rusia: la batalla y el cruce del río Berésina. (Leer más...)

minisand

Alexandre Dumas: Karl Ludwig Sand
Tercer volumen en la serie de los Crímenes célebres de Alexandre Dumas, que Ediciones De La Mirándola se propone publicar en su totalidad, Karl Ludwig Sand nos cuenta la historia de un asesinato por móviles políticos. Con este relato, Dumas, sin abandonar su estilo preciso y ameno, se aleja de las historias particulares ubicadas en el pasado histórico que habían inspirado los dos primeros episodios de su saga, para introducirnos en el gran debate de su época: la posibilidad de un nuevo y duradero equilibrio luego de las convulsiones a escala europea que representaron la Revolución Francesa y el proyecto imperial napoleónico. (Leer más...)
En Biblioteca Franca (descarga libre y gratuita):
minihermanas

Vizconde de Lascano Tegui: Las hermanas de Rivadavia
Semblanza sutil disfrazada de cuento, o cuento sutil disfrazado de semblanza, Las hermanas de Rivadavia es un encantador ejemplo de la prosa personalísima delVizconde de Lascano Tegui. (Descargar en Biblioteca Franca.)
miniodas

Quinto Horacio Flaco: Odas (traducidas por Fray Luis de León)
Las clásicas Odas de Horacio, en la también clásica traducción de uno de los mayores poetas de la lengua castellana. (Descargar en Biblioteca Franca.)
minigota

Emilia Pardo Bazán: La gota de sangre
Un cuento necesariamente costumbrista, e inesperada y zumbonamente policial, nacido de la profusa pluma (tecnología de la época...) de la condesa de Pardo Bazán (Descargar en Biblioteca Franca.)
minivenerable

Emilia Pardo Bazán: La venerable María de Jesús de Ágreda
Retrato de quien fue, no sólo una mística, sino acaso también la mayor (y aún s

sábado, 19 de abril de 2014

Fray Luis de León: Oda Primera de Píndaro

Del gran Fray Luis de León, Ediciones De la Mirándola, ya ha publicado su traducción de las Bucólicas de Virgilio y, en los próximos días, siempre en Biblioteca Franca, las Odas de Horacio traducidas en verso castellano.




El agua es bien precioso,

Y, entre el rico tesoro,

Como el ardiente fuego en noche escura,

Ansí relumbra el oro.

Mas, alma, si es sabroso

Cantar de las contiendas la ventura,

Ansí como en la altura

No hay rayo más luciente

Que el sol, que rey del día

Por todo el yermo cielo se demuestra,

Ansí es más excelente

La olímpica porfía,

De todas las que canta la voz nuestra.

Materia abundante,

Donde todo elegante

Ingenio alza la voz, ora cantando

De Rea y de Saturno el engendrado,

Y juntamente entrando

El techo de Hierón, alto, preciado.



Hierón, el que mantiene

El cetro merecido

Del abundoso cielo siciliano,

Y dentro en sí cogido

Lo bueno y la flor tiene

De cuanto valor cabe en pecho humano;

Y con maestra mano

Discanta señalado

En la más dulce parte

Del canto, la que infunde más contento,

Y en el banquete amado

Mayor dulzor reparte.

Mas toma ya el laúd, si el sentimiento

Con dulces fantasías

Te colma y alegrías

La gracia de Fernico, el que en Alfeo,

Volando sin espuela en la carrera,

Y venciendo el deseo

Del amo, le cobró la voz primera.



Del amo glorioso

En la caballería

Que en Siracusa tiene el principado,

Y rayos de sí envía

Su gloria en el famoso

Lugar, que fue por Pélope fundado,

Por Pélope, que amado

Fue ya del gran Neptuno,

Luego que a ver el cielo

La Cloto le produjo, relumbrando

En blanco marfil uno

De sus hombros, al suelo

Con la extrañez jamás vista admirando.

Hay espantosos hechos:

Y en los humanos pechos,

Más que no la verdad desafeitada,

La fábula, con lengua artificiosa

Y dulce fabricada

Para lanzar su engaño es poderosa.



Merced de la poesía

Que es la fabricadora

De todo lo que es dulce a los oídos,

Y ansí lo enmiela y dora,

Que hace cada día

Los casos no creíbles ser creídos.

Mas los días nacidos

Después ven el engaño.

Lo que al hombre conviene

Es fingir de los dioses lo que es dino:

Siquiera es menos daño.

Por donde a mí me viene

Al ánimo cantar de ti, divino

Tantálides, diverso

De lo que canta el verso

De los antepasados: y es que, habiendo

A los dioses tu padre convidado,

Y en Sipilo comiendo,

Neptuno te robó, de amor forzado.



Domole Amor el pecho,

Y en carro reluciente

Te puso adonde mora el Jove magno,

A do en la edad siguiente

Vino al saturnio lecho

En vuelo Ganimedes soberano.

Mas como al ojo humano

Huiste, y mil mortales,

Que luengo te buscaron,

A tu llorosa madre no trajeron

Ni rastro ni señales,

Por tanto no faltaron

Vecinos envidiosos que dijeron

Que por cruel manera,

En ferviente caldera

Los dioses te cocieron, y traído

A la mesa de esta arte,

Entre ellos te comieron repartido.



Mas tengo por locura

Hacer del vientre esclavo

A celestial alguno, y carnicero.

Yo al fin mis manos lavo,

Que de la desmesura

El daño y el desastre es compañero.

Y más que de primero

El Tántalo fue amado

De los gobernadores

Del cielo, si lo fue ya algún terreno.

Bien que al amontonado

Tesoro de favores

No le bastando el pecho, de relleno

Rompió en un daño fiero,

Que el Júpiter severo

Le sujetó a la peña caediza;

Y ansí el huir, que siempre fantasea,

Y el miedo que le atiza,

Ajénanle de cuanto se desea.



Y de favor desnudo

Padece otros tres males

Demás deste mal crudo, porque osada

Mente dio a sus iguales

La ambrosia que no pudo

Y el néctar dó los dioses colocada

Tienen su bien hadada

Y no finible vida.

¡Mas, cuánto es loco y ciego

Quien fía de encubrir su hecho al cielo!

Después desta caída

También el hijo luego

Tornaron al lloroso y mortal suelo.

Y como le apuntaba

La barba ya, y estaba

El mozo en su vigor y florecía,

Al rico y generoso casamiento

Que entonces se ofrecía,

El ánimo aplicó y el pensamiento.



Ardiendo, pues, desea

A la Hipodamia,

Del claro Pisadón ilustre planta;

Ya do la mar batía,

Cuando la noche afea

Al mundo, sólo busca al que quebranta

Las ondas, y levanta.

Al cual, que en continente

Junto dél aparece,

Le dice: -Si contigo aquel pasado

Tiempo sabrosamente

Algo puede y merece,

Y si ya mi dulzor te vino en grado,

Enflaquece la mano

Y lanza del Pisano,

Y dame la vitoria, en Elis puesto,

Que a dilatar las bodas y concierto

El padre está dispuesto,

Dado que son ya trece los que ha muerto.



Lo grande y peligroso

No es para el cobarde,

El alto y firme pecho lo presume.

Y pues, temprano o tarde,

Es el morir forzoso,

¿Quién es el que sin nombre y vil consume,

Y en honda noche sume,

El tiempo de la vida,

De toda prez ajeno?

Al fin estoy resuelto en esta empresa,

Y tuya es la salida,

Y el dar suceso bueno.

Y dicho esto calló. Mas no fue aviesa

De aquesta su recuesta

La divinal respuesta,

Porque, dándole nueva valentía,

Le puso en carro de oro, en los mejores

Caballos que tenía,

Con alas no cansadas voladores.



Y ansí alcanzó vitoria

Y fue suya la virgen; y casados

De alto fecho y gloria,

Seis príncipes, seis hijos engendrados

Dejaron. Y pasados

Los días, yace agora

En tumba sumptuosa

A par del agua alfea, a par de la ara,

De las que el mundo adora

La más noble y gloriosa.

Y hace que su nombre y fama clara

Por mil partes se extienda

La olímpica contienda

Que se celebra allí, do el pie ligero,

Do hacen las osadas fuerzas prueba,

Y quien sale primero,

Dulcísimo descanso y gozo lleva



Para toda la vida:

Tanto es precioso y caro

El premio que consigue. Y siempre aviene

Ser excelente y raro

El bien que de avenida

Y junto y en un día al hombre viene.

Mas a mí me conviene

Con alto y noble canto,

Por más aventajado,

En el veloz caballo coronarte,

Hierón ilustre. Y cuanto

A todos en estado

Vences, y en claros hechos, celebrarte

Tanto con más hermosas

Y más artificiosas

Canciones yo presumo. Vive y crece,

Que Dios tiene a su cargo tu ventura,

Y, si no desfallece,

Aún yo te cantaré con más dulzura.



Cantarte he vitorioso

En voladora rueda,

Y Cronio, que hacia el sol contino mira,

Para que tanto pueda,

Me infundirá copioso

Don de palabras vivas. Que en mí inspira

Fortísima, y me tira

A sí, hecha señora,

La musa poderosa.

Que cada uno en uno se señala,

Y todo al rey adora.

No busques mayor cosa,

Y el cielo, que en alto de la escala

Te puso, te sustente

Allí continuamente;

Y yo, de tan ilustre compañía,

Me vea de contino rodeado,

Y claro en poesía

Por todo el griego suelo andar nombrado.


jueves, 3 de abril de 2014

Giovanni Papini: Desconocido

El siguiente texto de PAPINI pertenece a su libro 24 cervelli. Al mismo pertenece la primera semblanza crítica publicada en Italia sobre CARLO MICHELSTAEDTER, cuyo Diálogo de la salud fue publicado recientemente por Ediciones De La Mirándola, en un volumen que recoge también sus poemas completos.




IGNOTO

La deplorevole abitudine, ormai invalsa, di parlare soltanto degli uomini che si conoscono e della cui esistenza siamo assolutamente sicuri, ha fatto sì che nessuno s'è curato di scrivere la vita d'Ignoto. E badate bene ch'io non voglio parlare di un ignoto qualsiasi che da un momento all'altro possa esser ricollocato nella clase volgare dei conosciuti o dei riconosciuti, ma proprio di lui, dell'autentico Ignoto, che nessuno conosce.

Tutti i consumatori di penne scrivono solamente intorno ai celebri, agli illustri, ai preclari o almeno su esseri noti alla polizia e iscritti regularmente nelle anagrafi municipali. Chi si degnerebbe dilapidate l'inchiostrò per chi non ha nome ? E non solo, badate bene, per chi non possiede ciò che i letterati chiamano fama o chiarezza, ma per chi non ha neppure una di quelle triviali coppie di nomi che i tipografi compongono una sola volta : per il bollettino dei defunti ?

Gli scrittori credono di giustificarsi ampiamente dicendo : Come possiamo scrivere la vita d'Ignoto dal momento che di lui, appunto perchè ignoto, non sappiamo ne possiamo saper nulla ? Scusa stupidissima. Le più belle biografie son quelle degli uomini di cui non sappiamo nulla. Sono le più ricche e, nello stesso tempo, le più educative. Esse ci dicono ciò che noi aspettiamo dagli uomini: il nostro ideale dell'uomo, ciò che l'uomo dovrebbe essere.
Ma ciò non fa al caso nostro. Non abbiamo bisogno d'immaginazione. S'è vero che gli uomini si conoscon dalle opere, sappiamo tante cose di Ignoto ! Direi anzi, se potessi esser creduto, che egli è stato il personaggio più importante della storia, il massimo eroe dell'umanità. Se nessuno mi crede non importa ma i superstiziosi del noto e i bigotti del catalogo mi ascoltino.

Ignoto è vecchissimo. E' contemporaneo dei primi uomini. In quei tempi si occupò sopratutto di chimica e meccanica. Inventò la ruota e trovò l'uso del ferro. Più tardi si occupò dei vestiti, ideò la moneta e creò l'agricoltura. Ma presto si disgustò di codesti mestieri materiali e si tramutò in poeta. Durante lunghissimi anni, viaggiando qua e là, immaginò i miti religiosi, compose i Vedi e gli Inni Orfici, fantasticò le leggende del nord, improvvisò i temi eterni e i ritornelli nostalgici dei canti popolari. Anche nel medioevo continuò ad aver le stesse abitudini. Scolpì lestatue innumerevoli delle cattedrali romaniche e gotiche, coprì di affreschi anonimi le pareti, delle cappelle e dei refettori. Anche allora creo novelle e leggende, e i magnifici libri senza nome d'autore son suoi. Solo all'avvicinarsi dei tempi moderni, col progredire della stupida manìa di , registrare e scrivere. Ignoto si fece in disparte e si riposò. Una turba immensa di abili vanitosi, di uomini che avevano un nome o volevan farselo, si pose a dipingere, a inventare, a scolpire, a scrivere. Costoro avevano meno genio d'Ignoto, ma erano anche meno modesti di lui e si compiacquero di far sapere a tutti i venti ch'eran proprio loro che avevan fatte quelle tali cose e non altri. Essi non lavoravano solo per la loro gioia o per altrui giovamento ma sopratutto perchè il mondo sapessé che proprio loro avevan lavorato.

Nonostante Ignoto non rimase sempre in ozio. Coll'avvicinarsi della democrazia si buttò alla politica. Le grandi rivoluzioni moderne furòn fatte da lui. I puritani inglesi, i libelli americani, i sanculotti francesi, i volontari italiani furono sue manifestazioni.'Sotto il nome di Folla e di Popolo fece paura ai re, rovesciò i demagoghi e si pose in testa di rivoltare il mondo. Ma queste grandi ambizioni non gli impediscono di riandare gli antichi tempi beati : spesse volte passeggia, pensieroso, per le strade secolari, che egli tracciò, si compiace delle semplici forme dei vasi, che prima di tutti modellò, e si rifugia volentieri nelle case, che inventò da fanciullo, ispirandosi ai boschi e alle grotte.

Egli vive ancora e non può morire. La sua attività, dopo i progressi spaventosi della superbia e della reclame, sarà sempre più piccola, ma continuerà ad essere ciò che gli uomini silenziosi erano per Carlyle: il sale della terra. Per dire il vero ho qualche sospetto che in seguito all'ozio forzato e alla tristizia dei tempi sia sdrucciolato sulle vie del delitto. Tutte le volte che vedo i giornali attribuire furti con scasso o ferite in rissa ai « soliti ignoti » ho una certa paura che si tratti di lui. Soltanto il plurale mi rassicura.

A giudicare dai ritratti non potrei crederlo capace di cose simili. Avete mai notato in tutte le gallerie del mondo ciò che vien chiamato dai cataloghi e dalle targhette « Ritratto d'Ignoto » ? Questi ritratti sono tutti diversi fra loro e i critici pedanti sostengono che si tratta di persone differenti, non ancora identificate, ma io non dò ascolto ai critici e ho piena fede nella molteplicità di volti del mio eroe. E guardatelo com'è nobile e bello il volto d'Ignoto ! Spesso vien raffigurato sotto l'aspetto di un gentiluomo pensieroso, qualche volta è un giovanetto pallido, visto in profilo, sullo sfondo di una finestra; tal altra un uomo saggio e maturo, che si trastulla con un guanto o con un falcone. Ma sempre si scorge nella sua figura quella signorilità d'animo e quella naturale riservatezza che gli ha impedito di far divulgare il suo nome dalla bocca oscena della Fama.


DESCONOCIDO

La deplorable costumbre, hoy difundida, de hablar tan sólo de los hombres que se conocen y de cuya existencia estamos absolutamente seguros, ha hecho que nadie se haya preocupado por escribir la vida de Desconocido. Y fíjense bien que no quiero hablar de un desconocido cualquiera al que de un momento al otro se lo pueda volver a incluir en la clase vulgar de los conocidos o de los reconocidos, sino precisamente de él, del auténtico Desconocido, a quien nadie conoce.

Todos los gastadores de plumas escriben solamente acerca de los célebres, los ilustres, los preclaros o, al menos, sobre seres conocidos por la policía e inscritos regularmente en los registros civiles. ¿Quién consideraría digno derrochar tinta por quien no tiene nombre? Y no sólo, fíjense bien, por quien no posee lo que los literatos llaman fama o lustre, sino por quien ni siquiera tiene uno de esos vulgares pares de nombres que los tipógrafos componen una sola vez: para la columna necrológica.

Los escritores creen justificarse plenamente diciendo: ¿Cómo podemos escribir la vida de Desconocido, puesto que de él, precisamente porque es desconocido, no sabemos ni podemos saber nada? Disculpa más que estúpida. Las biografías más hermosas son las de los hombres de los que no sabemos nada. Son las más ricas y, al mismo tiempo, las más educativas. Nos dicen aquello que esperamos de los hombres: nuestro ideal del hombre, lo que el hombre tendría que ser.

Pero esto no tiene nada que ver con nuestro caso. No tenemos necesidad de imaginación. Si es verdad que los hombres se conocen por sus obras, ¡son tantas las cosas que sabemos de Desconocido! Incluso diré, si se me pudiera dar crédito, que fue el personaje más importante de la historia, el mayor prócer de la humanidad. Si nadie me cree, no importa; pero que los supersticiosos de lo conocido y los devotos del catálogo me escuchen.

Desconocido es antiquísimo. Es contemporáneo de los primeros hombres. En aquellos tiempos se dedicó sobre todo a la química y a la mecánica. Inventó la rueda y descubrió el uso del hierro. Más tarde se ocupó de la ropa, ideó la moneda y creó la agricultura. Pero pronto se cansó de estos oficios materiales y se convirtió en poeta. Durante larguísimos años, viajando por acá y por allá, imaginó los mitos religiosos, compuso los Vedas y los Himnos Órficos, soñó las leyendas del norte, improvisó los temas eternos y los estribillos nostálgicos de los cantos populares. También en la Edad Media siguió teniendo las mismas costumbres. Esculpió las estatuas innumerables de las catedrales románicas y góticas, cubrió de frescos anónimos las paredes de las capillas y los refectorios. También entonces creó cuentos y leyendas, y suyos son los magníficos libros sin nombre. Sólo al acercarse los tiempos modernos, con el progreso de la estúpida manía de registrar y escribir, Desconocido se hizo a un lado y descansó. Una turba inmensa de hábiles vanidosos, de hombres que tenían o querían hacerse un nombre, se puso a pintar, inventar, esculpir, escribir. Éstos tenían menos genio que Desconocido, pero eran también menos modestos que él y se complacieron en hacer saber a los cuatro vientos que eran ellos los que habían hecho todas aquellas cosas y no otros. No trabajaban sólo por su propio contento o para el goce ajeno, sino sobre todo para que el mundo supiese que eran ellos los que habían trabajado.

Desconocido, no obstante, no permaneció siempre ocioso. Al acercarse la democracia se metió de lleno en la política. Las grandes revoluciones modernas fueron hechas por él. Los puritanos ingleses, los rebeldes norteamericanos, los sans-culottes franceses, los voluntarios italianos, fueron manifestaciones suyas. Bajo el nombre de Multitud y de Pueblo inspiró miedo a los reyes, tiró abajo a los demagogos y se obstinó en trastocar el mundo. Pero estas grandes ambiciones no le impiden volver a recorrer los antiguos tiempos felices: a menudo se pasea, pensativo, por los caminos seculares, que él trazó; se complace con las formas simples de los jarrones, que fue el primero en modelar; y se refugia de buen grado en las casas, que inventó siendo un niño, inspirándose en los bosques y en las grutas.

Aún vive, y no puede morir. Su actividad, después de los progresos espantosos de la soberbia y del autobombo, será cada vez más pequeña, pero seguirá siendo lo que los hombres silenciosos eran para Carlyle: la sal de la tierra. A decir verdad, tengo cierta sospecha de que, como consecuencia del ocio forzado y de la tristeza de los tiempos, puede haber resbalado por las vías del delito. Cada vez que veo que los diarios atribuyen robos por efracción o lesiones en riña a los “desconocidos de costumbre” tengo algún miedo de que se trate de él. Sólo el plural me intranquiliza.

A juzgar por los retratos, no podría creerlo capaz de cosas semejantes. ¿Han notado alguna vez, en todas las galerías del mundo, lo que los catálogos y las etiquetas designan como “Retrato de Desconocido”?
Estos retratos son todos distintos unos de otros y los críticos pedantes sostienen que se trata de personas diferentes, aún no identificadas, pero yo no hago caso de los críticos y tengo plena fe en la multiplicidad de rostros de mi héroe. ¡Y miren qué noble y bello es el rostro de Desconocido! A menudo se lo representa bajo el aspecto de un caballero pensativo; algunas veces es un joven pálido, visto de perfil, con una ventana de fondo; otras, un hombre sensato y maduro, que se entretiene con un guante o con un halcón. Pero siempre se percibe en su figura ese carácter de gran señor y esa reserva natural que le impidieron dejar que divulgue su nombre la boca obscena de la Fama.

Traducción para Literatura & Traducciones de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán.