sábado, 28 de abril de 2018

Paul Éluard: En el cilindro de las tribulaciones

DANS LE CYLINDRE DES TRIBULATIONS

Que le monde m’entraîne et j’aurai des souvenirs.

Trente filles au corps opaque, trente filles divinisées par l’imagination, s’approchent de l’homme qui repose dans la petite vallée de la folie.

L’homme en question joue avec ferveur. Il joue contre lui-même et gagne. Les trente filles en ont vite assez. Les caresses du jeu ne sont pas celles de l’amour et le spectacle n’en est pas aussi charmant, séduisant et agréable.

Je parle de trente filles au corps opaque et d’un joueur heureux. Il y a aussi, dans une ville de laine et de plumes, un oiseau sur le dos d’un mouton. Le mouton, dans les fables, mène l’oiseau en paradis.

Il y a aussi les siècles personnifiés, la grandeur des siècles présents, le vertige des années défendues et des fruits perdus.

Que les souvenirs m’entraînent et j’aurai des yeux ronds comme le monde.


Mourir de ne pas mourir (1924).

EN EL CILINDRO DE LAS TRIBULACIONES

Treinta muchachas de cuerpo opaco, treinta muchachas divinizadas por la imaginación, se acercan del hombre que descansa en el pequeño valle de la locura.

El hombre en cuestión apuesta con fervor. Apuesta contra él mismo y gana. Las treinta muchachas pronto están hartas. Las caricias del juego no son las del amor y el espectáculo está lejos de ser tan encantador, seductor y agradable.

Hablo de treinta muchachas de cuerpo opaco y de un jugador con suerte. Hay también, en una ciudad de lana y plumas, un pájaro en el lomo de un cordero. El cordero, en las fábulas, conduce al pájaro al paraíso.

Hay también los siglos personificados, la grandeza de los siglos presentes, el vértigo de los años prohibidos y de los frutos perdidos.

Que los recuerdos me arrastren y tendré ojos redondos como el mundo.

Traducción, para Literatura & Traducciones, de Miguel Ángel Frontán.




domingo, 22 de abril de 2018

Samuel Taylor Coleridge y Ricardo Baeza: Kubla Khan

KUBLA KHAN      
Or, a vision in a dream. A Fragment.

In Xanadu did Kubla Khan
A stately pleasure-dome decree:
Where Alph, the sacred river, ran
Through caverns measureless to man
   Down to a sunless sea.
So twice five miles of fertile ground
With walls and towers were girdled round;
And there were gardens bright with sinuous rills,
Where blossomed many an incense-bearing tree;
And here were forests ancient as the hills,
Enfolding sunny spots of greenery.

But oh! that deep romantic chasm which slanted
Down the green hill athwart a cedarn cover!
A savage place! as holy and enchanted
As e’er beneath a waning moon was haunted
By woman wailing for her demon-lover!
And from this chasm, with ceaseless turmoil seething,
As if this earth in fast thick pants were breathing,
A mighty fountain momently was forced:
Amid whose swift half-intermitted burst
Huge fragments vaulted like rebounding hail,
Or chaffy grain beneath the thresher’s flail:
And mid these dancing rocks at once and ever
It flung up momently the sacred river.
Five miles meandering with a mazy motion
Through wood and dale the sacred river ran,
Then reached the caverns measureless to man,
And sank in tumult to a lifeless ocean;
And ’mid this tumult Kubla heard from far
Ancestral voices prophesying war!
   The shadow of the dome of pleasure
   Floated midway on the waves;
   Where was heard the mingled measure
   From the fountain and the caves.
It was a miracle of rare device,
A sunny pleasure-dome with caves of ice!

   A damsel with a dulcimer
   In a vision once I saw:
   It was an Abyssinian maid
   And on her dulcimer she played,
   Singing of Mount Abora.
   Could I revive within me
   Her symphony and song,
   To such a deep delight ’twould win me,
That with music loud and long,
I would build that dome in air,
That sunny dome! those caves of ice!
And all who heard should see them there,
And all should cry, Beware! Beware!
His flashing eyes, his floating hair!
Weave a circle round him thrice,
And close your eyes with holy dread
For he on honey-dew hath fed,
And drunk the milk of Paradise.


KUBLA KHAN

En Xanadu, Kubla Khan mandó levantar un majestuoso palacio de deleites, allí donde Alf, el río sagrado, corre a través de mil cavernas al hombre inmensurables, hasta desembocar en un mar no alumbrado por el sol. Dos veces cinco millas de terreno fértil, con murallas y torres, eran así circundadas, y allí dentro veíanse jardines surcados de brillantes arroyuelos, en los que florecían muchedumbre de árboles perfumados, y selvas tan vetustas como las montañas, encerrando en su seno verdes rincones sonrientes.
Mas, ¡ah, esa profunda romántica quebrada que se adentra oblicuamente al pie de la verde colina, al reparo de un grupo de cedros! ¡Paraje agreste! ¡Encantado y santificado como si en otro tiempo bajo la luna en menguante alguna mujer hubiese venido a llorar su demonio amante! Y de esta quebrada, bullendo en incesante gorgoteo, como si la tierra alentase con respirar hondo y frecuente, brotaba por momentos una fuente tumultuosa, cuyos intermitentes borbotones proyectaban al aire grandes fragmentos como granizo que rebota o granos que saltan bajo el mayal del trillo; y en medio de estas rocas danzantes, junto con ellas, saltaba también hacia las alturas el río sagrado. Durante cinco millas, en laberíntico trazado, a través de bosques y valles corría el río sagrado, antes de entrar en las cavernas al hombre inmensurables y de sumirse tumultuosamente en un muerto océano. Y en medio de este tumulto, Kubla oyó en la lejanía voces ancestrales que predecían la guerra.
La sombra del palacio de deleites flotaba sobre las olas, y desde él se oían las cadencias concertadas de la fuente y las cavernas. ¡Milagro de invención sutil en verdad este resplandeciente palacio de deleites con sus cavernas de hielo!
Una doncella, tañendo un dulcémele, vi en sueños; una doncella abisinia, tañendo su dulcémele y cantando suavemente del monte Abora. ¡Ah!, si yo pudiera resucitar en mis adentros su música y su canción, en tan profundo éxtasis me sumirían, que me sería posible construir con música en el aire aquel palacio. ¡Aquel palacio resplandeciente, aquellas cavernas de hielo! Y cuantos me oyeran los verían ante sus propios ojos, y todos ellos gritarían: "¡Cuidado! ¡Cuidado! ¡Ved sus ojos fulgurantes, ved su flotante cabellera! Trazad un triple círculo en torno de él y cerrad vuestros ojos en sagrada reverencia, pues él se ha alimentado de dulce rocío y bebido la leche del Paraíso".

Traducción de RICARDO BAEZA.





viernes, 20 de abril de 2018

Ezra Pound y Carlos Viola Soto: La tumba de Akr Caar

THE TOMB AT AKR CAAR

“I am thy soul, Nikoptis. I have watched
These five millenia, and thy dead eyes
Moved not, nor ever answer my desire,
And thy light limbs, wherethrough I leapt aflame,
Burn not with me nor any saffron thing.

See, the light grass sprang up to pillow thee,
And kissed thee with a myriad grassy tongues;
But not thou me.
I have read out the gold upon the wall,
And wearied out my thought upon the signs.
And there is no new thing in all this place.

I have been kind. See I have left the jars sealed,
Lest thou shouldst wake and whimper for thy wine.
And all thy robes I have kept smooth on thee.

O thou unmindful! How should I forget!--
Even the river many days ago,
The river? thou wast over young.
And three souls came upon Thee--
And I came.
And I flowed in upon thee, beat them off;
I have been intimate with thee, known thy ways.

Have I not touched thy palms and finger-tips,
Flowed in, and through thee and about thy heels?
How 'came I in'? Was I not thee and Thee?

And no sun comes to rest me in this place,
And I am torn against the jagged dark,
And no light beats upon me, and you say
No word, day after day.

Oh! I could get me out, despite the marks
And all their crafty work upon the door,
Out through the glass-green fields
……………………………..
Yet it is quiet here: I do not go.”
Ripostes (1912).

LA TUMBA DE AKR CAAR

“Soy tu alma, Nikoptis; he velado
Estos cinco milenios y tus muertos ojos
No se movieron ni respondieron jamás a mi deseo,
Y tus ligeros miembros que recorrí llameante
Por mí no ardieron ni por ninguna cosa azafranada.

Mira, la leve hierba brotó para servirte de almohada.
Y con un millar de herbosas lenguas te besó;
Mas tú no me besaste.
He despintado el oro de los muros.
He fatigado mi inteligencia en los signos
Y nada nuevo he hallado en este sitio.

He sido bondadosa. Mira, he dejado las ánforas selladas
Por si despertabas llorando por tu vino.
Cuidé la suavidad de tus vestidos.

¡Oh, desmemoriado! ¡Cómo olvidar!
— Hasta el río hace tiempo.
¿EI río? Eras demasiado joven
Y tres almas vinieron hacia Ti—
Y vine yo también,
Y en ti me deslicé, haciéndolas huir.

He intimado contigo, he conocido tu manera de ser.
¿No he tocado tus palmas y las puntas de tus dedos,
Fluyendo en ti, a través de ti y en torno a tus talones?
¿Cómo entré en ti? ¿No he sido tú y Tú?

Ningún sol vino a darme sosiego en este sitio,
Me desgarro en la dentada oscuridad
Sin que una luz descienda sobre mí, y tú
Ni una palabra, día tras día.
Oh, podría marcharme a pesar de los sellos,
De su astuta labor sobre la puerta,
Irme a través de los verdes campos de cristal…
……………………………
Pero aquí hay quietud.

No me voy.”
Traducción de CARLOS VIOLA SOTO.
Ezra Pound, Antología poética, Buenos Aires, 1963.

lunes, 16 de abril de 2018

Rainer Maria Rilke: Los fugitivos

LOS FUGITIVOS

QUEDÉMONOS al borde de este oscuro camino,
¡detente y esperemos, niña mía!
Innúmeros peligros nos rodean
Y estamos solos y los ultrajamos.

—¡Un canto! ¡Un canto!

En tan vacía oscuridad, ¿cómo cantar,
cómo darle un sonido a esta nada?
¿No percibes la noche infanticida
que acecha todo lo que cree naciente?

—¡Un canto! ¡Un canto!

¿Cantar? ¿Qué cosa? —¿Este ser que renuncia,
la indiferencia de este semiviento?
¿Las piedras que nos herían o las zarzas?
¿Esta senda traidora bajo el pie vacilante?

—¡Un canto! ¡Un canto!

Pues bien, te cantaré al oído.
Y será ese frágil velero
que algunos construyen en una botella,
íntegro, con sus vergas y sus mástiles,

el que subsistirá en tu transparente corazón.

Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán.
Ediciones De La Mirándola, diciembre de 2015.
ISBN  978-987-3725-08-1

LES FUGITIFS

RESTONS au bord de cette route sombre,
arrêtez-vous, attendons, mon enfant !
Autour de nous les périls sont sans nombre
et nous sommes seuls, les outrageant.

— Un chant ! Un chant !

Comment chanter dans ce noir si vide,
offrir un son à ce néant, comment ?
Ne sens-tu pas la nuit enfanticide
qui guette tout ce qui paraît naissant ?

— Un chant ! Un chant !

Chanter ? Quoi ? — Cet être qui renonce,
l’indifférence de ce demi-vent ?
Les pierres qui nous faisaient mal ? Les ronces ?
Ce traître chemin sous ce pied vacillant ?

— Un chant, un chant !

Eh bien, je chanterai dans ton oreille.
Et ce sera ce mince voilier
que l’on construit dedans une bouteille
avec ses mâts et vergues, tout entier,


qui restera dans ton cœur transparent.

lunes, 9 de abril de 2018

Baudelaire, las cartas a su madre, su cumpleaños y un regalo

Estimados amigos: Debido a problemas de distribución que por el momento no podemos resolver, el volumen Querida madre. Cartas a Madame Aupick 1860-1866, que completa nuestra edición integral de las cartas de Baudelaire a su madre iniciada con Querida mamá. Cartas a la madre 1834-1859, no se encuentra disponible en las tiendas de Amazon, única librería que actualmente comercializa nuestros libros. Por tal motivo, hemos decidido ofrecerlo gratuitamente a todos aquellos que adquieran o hayan adquirido el primero y nos hagan llegar, escribiéndonos en la sección Contacto de nuestra página web, una prueba de compra del mismo. Valga esto como celebración, hoy, 9 de abril, del cumpleaños del gran Charles. Les rogamos sepan disculparnos por estos inconvenientes.


domingo, 1 de abril de 2018

Stephen Spender y Silvina Ocampo: La separación

THE SEPARATION
              
When the night within whose deep
Our minds and bodies melt in love,
Instead of joining us, divides
With winds and seas that tear between
Our separated sleep –
            
Then to my lidless eyes that stare
Beyond my dark and climbing fears,
Your answering warm island lies
In the gilt wave of desire
Far as the day from here.
              
Here where I lie is the hot pit
Crowding on the mind with coal
And the will turned against it
Only drills new seams of darkness
Through the dark-surrounding whole.
              
Our vivid suns of happiness
Withered from summer, drop their flowers;
Hands of the longed, withheld tomorrow
Fold on the hands of yesterday
In double sorrow.    
           
 The present voices and the faces
Of strangers mirroring each other
In their foreign happiness,
Lay waste and populate my map
With meaningless names of places.   
              
To bring me back to you, the earth
Must turn, the aeroplane
Must fly across the glittering spaces,
The clocks must run, the scenery change
From mountains into town.    
              
Against a wheel I press my brain,
My blood roars through a night of wood
But my heart uncoils no shoot
From the centre of a silence
Of motionless violence.
              
And when we meet – the ribs will still
Divide the flesh-enfolding dream
And the winds and seas of time
Ruin the islands with their stream
However compassed be the will;      
              
Unless within the turning night
Where we are ever separate,
Our eyes drink in each other’s silence,
Unmeasuring patience
Threaded upon their secret light.
              
Shuttered by dark at the still centre
Of the world’s circular terror,
O tender birth of life and mirror
Of lips, where love at last finds peace
Released from the will’s error.




LA SEPARACIÓN

Cuando la noche en cuya profundidad
se funden nuestras mentes y nuestros cuerpos
en vez de unirnos nos divide
con vientos y océanos entre nosotros rompiendo
nuestros sueños separados —

en mis ojos sin párpados que miran
más allá del ascendente y tenebroso terror
tu isla cálida que me responde se extiende
sobre la ola brillante del deseo
lejana como el día.

Aquí donde estoy yaciendo está el ardiente foso
agolpando la mente con sus carbones
y la voluntad contraria a ella
sólo elabora nuevas grietas de oscuridad
a través de sus oscuros alrededores.

Nuestros soles vívidos de felicidad
marchitos por el verano, pierden sus flores;
las manos del ansiado, retenido mañana
se enlazan a las manos de ayer en un doble dolor.

Las voces presentes y los rostros
extranjeros reflejándose
en su dicha forastera,
yacen perdidos y pueblan un mapa
con nombres de lugares sin sentido.

Para acercarme a ti de nuevo, la tierra
tiene que girar, el aeroplano
volar a través del rutilante espacio,
apurarse los relojes, el escenario tornar
las montañas en una ciudad.

Contra una rueda oprimo mi cerebro,
mi sangre brama a través de una noche de madera
pero mi corazón no lanza ningún brote
del centro de un silencio
de inmóvil violencia.

Y cuando nos encontremos — las costillas todavía
dividirán el sueño que incluye la carne
y los vientos y los océanos del tiempo
destruirán las islas con sus arroyos
por acompasada que sea nuestra voluntad;

salvo que en la noche giratoria
donde estamos siempre separados
nuestros ojos beban en nuestro mutuo silencio,
inmensurable paciencia
hilada en su secreta luz.

Resguardados por la oscuridad en el quieto centro
del circular terror del mundo,
oh nacimiento tierno de la vida y reflejo
de los labios, donde el amor por fin halla paz
liberado de los errores de la voluntad.

Traducción de SILVINA OCAMPO.
Revista Sur, julio-octubre de 1947.