miércoles, 1 de febrero de 2012

Max Jacob: Tres poemas




MAX JACOB nació en Quimper, Bretaña, el 11 de julio de 1876, en el seno de una humilde familia judía: su padre era sastre. Al terminar sus estudios secundarios se instaló en París donde realizó los más variados oficios: desde barrer almacenes hasta astrólogo, profesor de piano, pintor o crítico de arte.
 A partir de 1901, entabló una estrecha amistad con André Salmon, Guillaume Apollinaire y Pablo Picasso con los que compartió su vida en Montmartre, en el hoy célebre Bateau-Lavoir. Fue muy cerca de éste último, en la rue Ravignan, donde tuvo lugar uno de los acontecimientos claves de su vida: la aparición de Cristo en su habitación el 7 de octubre de 1909. Fue el comienzo de un largo camino hacia la conversión al catolicismo: el 18 de febrero de 1915 fue bautizado en Notre-Dame de Sion, con Picasso como padrino.
Ya en 1911 había publicado, gracias al mecenazgo de Picasso, el primero de sus grandes libros: "Las obras burlescas y místicas de San Matorel, muerto en el convento de Barcelona". En 1917, publicó uno de los pincipales libros de la vanguardia poética de la primera mitad del siglo XX: Le cornet à dés, libro que lo consagró como un maestro del poema en prosa.
En 1921 se instaló en Saint-Benoît sur Loire, cerca de la célebre abadía benedictina. A partir de entonces, su vida estuvo ritmada por breves escapadas a París, una intensa vida espiritual en compañía de los monjes benedictinos, algunos viajes al extranjero, por España e Italia, y la prosecución de su obra, mientras vivía modestamente de la venta de sus acuarelas.

 El 24 de febrero de 1944 fue arrestado por la Gestapo y conducido al campo de concentración de Drancy, en las cercanías de París. A pesar de los esfuerzos de sus numerosos amigos para que fuese liberado, murió allí de una neumonía el 5 de marzo de 1944, “víctima de una barbarie que vio solamente en ese cristiano por iluminación al judío denostado que era por nacimiento” (Michel Leiris).


LA MÈRE DU CURÉ

 Moi qui frappe à votre fenêtre
 Avec mon sac et mon bâton
 Mes sabots, mes pauvres chiffons
 J'aurai mon fils ordonné prêtre
 Je ramasserai pas des croûtes
 Toute la vie sur la grand'route
 "Mère envoyez-moi chez les frères
 De là j'irai au séminaire."
 Il n'y a pas dix ans encore
 Que le fermier mon homme est mort
 -Faudra-t-il vendre toits, charpentes
Et Prêtre à l'autel vous deviendrez!
 Au séminaire vous irez
 Mon enfant vous irez à Nantes!
 Quand terre et grange fut vendue
 Par les champs j'allais par les rues
 Chanter des chansons dans les foires
 Un fils prêtre tout est pardonné
 Le paradis sans purgatoire,
 Et bientôt dans son presbytère
 J'ouvrirai quand on a sonné
 "Entrez donc car je suis sa mère
 Monsieur l'abbé ou Monseigneur
 Ou le Pape s'il fait l'honneur

 Avec mon sac et mon bâton
 Mes sabots, mes pauvres chiffons
 Moi qui frappe à votre fenêtre
 J'aurai mon fils ordonné prêtre.
 

LA MADRE DEL CURA

Yo que golpeo en vuestra ventana,
 Con mi saco y con mi bastón,
 Con mis zuecos, mi pobre ropa,
 Ha de llegar mi hijo a cura.
 No juntaré ya más los restos,
 En el camino toda mi vida.
 "Madre, envíame a los hermanos,
 de allí me iré para el seminario."
 Ni siquiera hace diez años
 Que mi hombre el granjero ha muerto.
 -Venderemos pared y techo
 para que subas al altar,
 que al seminario te puedas ir.
 Hijo mío, tú irás a Nantes.
 Cuando vendí tierras y granja
 Me fui por campos y por calles
 Para a las ferias ir a cantar.
 A la madre del cura todo se le perdona,
 Sin purgatorio, el paraíso tendrá
 Y ya pronto en el presbiterio
 Iré a la puerta a ver quién llama.
 Entre usted pues, que soy la madre
 Del señor cura, o de Monseñor
 O del Papa si lo merece.

 Yo que golpeo en vuestra ventana,
 Con mi saco y con mi bastón,
 Con mis zuecos, mi pobre ropa,
 Ha de llegar mi hijo a cura.

CIMETIÈRE

 Si mon mari vous le chassez
 au cimetière vous le mettrez,
 rose blanche, rose blanche et rose rouge.

 Ma tombe, elle est comme un jardin,
 comme un jardin rouge et blanche,

 Le dimanche vous irez, rose blanche,
 vous irez vous promener,
 rose blanche et blanc muguet,

 Tante Yvonne à la Toussaint
 une couronne en fer peint
 elle apporte de son jardin
 en fer peint avec des perles de satin,
 rose rouge et blanc muguet.

 Si Dieu veut me ressuciter
 au Paradis je monterai, rose blanche,
 avec un nimbe doré,
 rose blanche et blanc muguet.

 Si mon mari revenait,
 rose blanche et rose blanche,
 sur ma tombe il vient auprès,
 rose blanche et blanc muguet.

 Souviens-toi de notre enfance, rose blanche,
 quand nous jouions sur le quai,
 rose blanche et blanc muguet.
 

CEMENTERIO

Si a mi marido lo echáis
 Irá a parar al cementerio,
 Rosa blanca, rosa blanca y rosa roja.

 Mi tumba es como un jardín,
 Como un jardín roja y blanca.

 El domingo iréis, rosa blanca,
 A pasearos por allí,
 Blanco mugueto y rosa blanca.

 Para los muertos Tía Yvonne
 Una corona de alambre
 Les trae de su jardín,
 De alambre pintado y flores de satín,
 Blanco mugueto y rosa blanca.

 Si Dios quiere resucitarme
 Yo subiré al Paraíso, rosa blanca,
 Con una aureola dorada,
 Blanco mugueto y rosa blanca.

 Si mi marido volviese,
 Rosa blanca y rosa blanca,
 Juntito a mi tumba viene,
 Blanco mugueto y rosa blanca.

 Acuérdate de nuestra infancia, rosa blanca,
 Cuando en el muelle jugábamos,
 Blanco mugueto y rosa blanca.
 

LA RUE RAVIGNAN

“On ne se baigne pas deux fois dans le même fleuve”, disait le philosophe Héraclite. Pourtant, ce sont toujours les mêmes qui remontent ! Aux mêmes heures, ils passent gais ou tristes. Vous tous, passants de la rue Ravignan, je vous ai donné les noms des défunts de l’Histoire ! Voici Agamemnon ! voici Mme Hanska ! Ulysse est un laitier ! Patrocle est au bas de la rue qu’un Pharaon est près de moi. Castor et Pollux sont les dames du cinquième. Mais toi, vieux chiffonnier, toi, qui, au féerique matin, viens enlever les débris encore vivants quand j’éteins ma bonne grosse lampe, toi que je ne connais pas, mystérieux et pauvre chiffonnier, toi, chiffonnier, je t’ai nommé d’un nom célèbre et noble, je t’ai nommé Dostoïevsky.
 

LA CALLE RAVIGNAN


«No es posible bañarse dos veces en el mismo río», decía Heráclito el filósofo. Sin embargo, siempre son los mismos los que pasan. A las mismas horas, van alegres o tristes. ¡A todos ustedes, transeúntes de la calle Ravignan, les he dado los nombres de los difuntos de la Historia! ¡Aquí viene Agamenón ! ¡Aquí viene la señora Hanska! ¡Ulises es un lechero ! Patroclo está aún al principio de la calle cuando ya tengo a mi lado a un Faraón. Cástor y Pólux son las señoras del quinto. Pero a ti, viejo trapero, a ti que, en la encantada mañana, vienes a recoger los restos aún vivos cuando apago mi buena y vieja lámpara, a ti, a quien no conozco, misterioso y pobre trapero, a ti, trapero, te he dado un nombre noble y famoso, te he llamado Dostoievski.


Versiones castellanas y nota biográfica de Miguel Ángel Frontán