viernes, 1 de mayo de 2009

Blaise Pascal y Basilio Boggiero 1


Hace doscientos años, en una fría madrugada del mes de febrero, el ejército francés que sitiaba Zaragoza asesinaba vilmente al Padre Basilio de Santiago, a pesar de la promesa del mariscal Lannes de respetar la vida de los vencidos. Una cruz, sobre el Puente de Piedra, recuerda el crimen.

En 1805, el religioso escolapio había publicado su traducción de los Pensamientos de Pascal firmada por su propio hermano, el teniente coronel Andrés Boggiero Spotorno.

Audio -lectura de Augustin Brunault

Sur l´homme.

Quel sujet de joie trouve-t-on à n’attendre plus que des misères sans ressource ? Quel sujet de vanité de se voir dans des obscurités impénétrables, et comment se peut-il faire que ce raisonnement se passe dans un homme raisonnable ?

Je ne sais qui m’a mis au monde, ni ce que c’est que le monde, ni que moi-même; je suis dans une ignorance terrible de toutes choses; je ne sais ce que c’est que mon corps, que mes sens, que mon âme et cette partie même de moi qui pense ce que je dis, qui fait réflexion sur tout et sur elle-même, et ne se connaît non plus que le reste.

Je vois ces effroyables espaces de l’univers qui m’enferment, et je me trouve attaché à un coin de cette vaste étendue, sans que je sache pourquoi je suis plutôt placé en ce lieu qu’en un autre, ni pourquoi ce peu de temps qui m’est donné à vivre m’est assigné à ce point plutôt qu’à un autre de toute l’éternité qui m’a précédé, et de toute celle qui me suit. Je ne vois que des infinités de toutes parts, qui m’enferment comme un atome et comme une ombre qui ne dure qu’un instant sans retour. Tout ce que je connais est que je dois bientôt mourir, mais ce que j’ignore le plus est cette mort même que je ne saurais éviter.

Comme je ne sais d’où je viens, aussi je ne sais où je vais; et je sais seulement qu’en sortant de ce monde, je tombe pour jamais ou dans le néant, ou dans les mains d’un Dieu irrité, sans savoir à laquelle de ces deux conditions je dois être éternellement en partage. Voilà mon état, plein de faiblesse et d’incertitude. Et de tout cela, je conclus que je dois donc passer tous les jours de ma vie sans songer à chercher ce qui me doit arriver [...]

Qui souhaiterait d’avoir pour ami un homme qui discourt de cette manière ? Qui le choisirait entre les autres pour lui communiquer ses affaires ? Qui aurait recours à lui dans ses afflictions ? Et enfin, à quel usage de la vie on le pourrait destiner ?


Sobre el hombre.

¿Es por ventura asunto de alegría el no esperar sino miserias sin recurso? ¿Es por ventura asunto de vanidad hallarse en medio de sombras impenetrables? ¿Es por ventura consuelo el no esperar jamás consuelo? Este sosiego en medio de esta ignorancia es cosa mosntruosa, y es menester hacer que sientan su extravagancia e insensatez los que así pasan su vida, representándoles lo que pasa en su interior, para confundirlos con la vista de su locura. Porque he aquí cómo discurren los hombres cuando eligen vivir en esta ignorancia de lo que son, y sin procurar averiguarla.

Yo no sé quién me ha puesto en el mundo, ni qué cosa es el mundo, ni lo que soy yo mismo. Me hallo en una terrible ignorancia de todo. No sé qué cosa es mi cuerpo, qué mis sentidos, qué mi alma; y aun esta parte de mí mismo, que piensa lo que digo, y hace reflexión acerca de todo, y acerca de sí misma, no se conoce más de lo que conoce las otras cosas.

Veo estos horrendos espacios del universo que me encierran, y me hallo preso en un rincón de esta vasta extensión, sin saber por qué me han puesto en este lugar y no en otro, ni por qué, en este poco tiempo que me han dado de vida, se me ha destinado a este punto y no a otro de toda la eternidad que me ha precedido, y de toda la que viene después. No veo por todas partes sino infinidades que me tragan como un átomo, y como una sombra que no dura más que un instante sin remedio. No conozco otra cosa sino que he de morir muy pronto; pero lo que más ignoro es esta misma muerte de que no es posible escapar.

Así como no sé de dónde vengo, así tampoco sé adónde voy; y sólo sé que al salir de este mundo me precipito para siempre, o en la nada, o en las manos de un Dios irritado, sin saber cual de estas dos suertes me cabrá por toda una eternidad. Este es mi estado lleno de miseria, de flaqueza, de obscuridad. Y de todo esto concluyo que, pues esto es así, debo pasar mi vida sin cuidar lo que me ha de suceder [...]

¿Ha de desear alguien, por ventura, tener como amigo a un hombre que razona de esta manera? ¿Quién habrá que lo elija de en medio de los demás para comunicarle sus asuntos? ¿Quién habrá que recurra a él en su aflicción? Y, en fin, ¿en qué cosa de esta vida podrá empleárselo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.