viernes, 26 de junio de 2009

Francis Jammes y Enrique Díez Canedo: El campesino

LE PAYSAN

Le paysan le soir vient de la foire et toutes
ses brebis marchent avec lui le long des routes.
Il y a des veaux qui ne veulent pas marcher
et il est obligé, pour les faire avancer,
de les tirer par le cou avec une corde.
Mais les veaux aux museaux blancs et morveux la mordent.
Les brebis se mettent à courir fort parfois
et le chien de l´homme, qui a l´air d´être en bois,
qui est jaune, les poursuit, aboie en arrière
et sur la route cela fait de la poussière.
Il y a la haie après la route —et les champs
après la haie et après des prés —on entend
le gave de là ; plus loin les coteaux paraissent
avec de grands carrés verts, jaunes, roux. Où cessent
les coteaux, par-dessus eux, mais bien plus loin,
des montagnes, puis, après elles, l´air sans fin.






EL CAMPESINO

El campesino, cuando el sol se pone,
con su rebaño de la feria vuelve
por el sendero. Muchas veces, duros,
los becerrillos en volver se obstinan,
y, para que adelanten, es preciso
tirar con una cuerda de su cuello.
Mas los becerros, de húmedos y blancos
hocicos, muerden la tirante soga.
De pronto alguna oveja se desmanda,
y el perro del pastor, perro amarillo
que parece tallado de madera,
la persigue ladrando y revolviendo
nubes de polvo en el camino. Al borde
del camino hay un seto; la pradera
tras el seto se extiende; la campiña
dilátase después; en sus confines
se oye el son del torrente; los ribazos
más allá se recuestan, con extensos
cuadros rojizos, verdes y amarillos.
Donde acaba el ribazo, por encima,
pero mucho más lejos las montañas
encúmbranse; y encima de los picos
el aire ilimitado se prolonga.


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