domingo, 2 de julio de 2017

Robert Burns y Juan Rodolfo Wilcock: A un ratón del campo

TO A MOUSE

On Turning up in Her Nest with the Plough, November, 1785.

Wee, sleeket, cowran, tim’rous beastie, 
O, what a panic’s in thy breastie! 
Thou need na start awa sae hasty, 
          Wi’ bickerin brattle! 
I wad be laith to rin an’ chase thee 
          Wi’ murd’ring pattle! 

I’m truly sorry Man’s dominion 
Has broken Nature’s social union, 
An’ justifies that ill opinion, 
          Which makes thee startle, 
At me, thy poor, earth-born companion, 
          An’ fellow-mortal! 

I doubt na, whyles, but thou may thieve; 
What then? poor beastie, thou maun live! 
A daimen-icker in a thrave 
          ’S a sma’ request: 
I’ll get a blessin wi’ the lave, 
          An’ never miss ’t! 

Thy wee-bit housie, too, in ruin! 
It’s silly wa’s the win’s are strewin! 
An’ naething, now, to big a new ane, 
          O’ foggage green! 
An’ bleak December’s winds ensuin, 
          Baith snell an’ keen! 

Thou saw the fields laid bare an’ waste, 
An’ weary Winter comin fast, 
An’ cozie here, beneath the blast, 
          Thou thought to dwell, 
Till crash! the cruel coulter past 
          Out thro’ thy cell. 

That wee-bit heap o’ leaves an’ stibble 
Has cost thee monie a weary nibble! 
Now thou’s turn’d out, for a’ thy trouble, 
          But house or hald, 
To thole the Winter’s sleety dribble, 
          An’ cranreuch cauld! 

But Mousie, thou art no thy-lane, 
In proving foresight may be vain: 
The best laid schemes o’ Mice an’ Men 
          Gang aft agley, 
An’ lea’e us nought but grief an’ pain, 
          For promis’d joy! 

Still, thou art blest, compar’d wi’ me! 
The present only toucheth thee: 
But Och! I backward cast my e’e, 
          On prospects drear! 
An’ forward tho’ I canna see, 
          I guess an’ fear!

A UN RATÓN

A un ratón del campo, en ocasión de haber deshecho su nido con el arado.


Pequeña escuálida, asustada, temerosa bestezuela, ¡oh!, ¡qué pánico hay en tu pechito! ¡No huyas tan apurada, con murmurante prisa: jamás te perseguiría, para cazarte con el arado asesino!

Lamento, en verdad, que el dominio del hombre haya roto la unión social de la naturaleza, y justificado esa mala opinión que te hace huir de mí, tu pobre, agreste compañero, tan mortal como tú.

No dudo, es claro, que tú robes; ¿qué importa? Pobre animalito, tú también debes vivir. Un poco de trigo en una bolsa es tan poca cosa; yo me contentaré con el resto, y nunca me daré cuenta.

¡Y tu casita, en ruinas también! ¡Con lo que soplan los vientos! ¡Y nada de forraje, en esta época, para construir una nueva! ¡Y los ásperos vientos de diciembre que se acercan, amargos e incisivos!

Viste que los campos se desnudaban, y que el cansado invierno se acercaba rápidamente; y decidiste refugiarte aquí, cómodo, lejos del cierzo. Hasta que, ¡crash!, la reja cruel atravesó tu celda.

¡Ese montoncito de hojas y pajitas te ha costado muchos fangosos ramoneos! Ahora te han desalojado de tu casa, a pesar de todo tu trabajo, y debes soportar la llovizna cruel del invierno, y la fría helada.

¡Ay ratoncito, no eres el único que ha comprobado la vanidad de las previsiones; los mejores proyectos de hombres y de ratones fracasan a menudo, y no nos dejan sino dolor y pena, en vez de la alegría prometida!

Todavía eres feliz, comparado conmigo; sólo el presente te concierne; pero ¡ay, yo vuelvo hacia atrás mis ojos, y sólo veo escenas lamentables; y hacia adelante, aunque no puedo ver, me imagino, y me estremezco!


Traducción de JUAN RODOLFO WILCOK.