HEROIDAS - SEGUNDA EPÍSTOLA
ARGUMENTO DE LA EPÍSTOLA SEGUNDA
ARGUMENTO DE LA EPÍSTOLA SEGUNDA
Demofonte, hijo de Teseo y de Fedra,
volviendo de la guerra memorable de Troya a su patria, ensoberbeciéndose el
mar, fue arrojado de la tormenta en Tracia, donde reinaba Filis, hija de
Licurgo y Grustumena; la cual, recibiendo benignamente a Demofonte, agradada de
su presencia y satisfecha de su valor, se le dio por esposa, para que con su
prudencia y ánimo el reino Tracio gobernado y defendido fuese. Siendo, pues,
Demofonte sabedor de la muerte de Menesteo, que a su padre Teseo tenía
tiranizado el Imperio de Atenas, incitado con el amor del reino, pidió licencia
para ir a tomar en él la posesión, prometiéndola de volver dentro de un mes. Fuele
concedida, y así con aparato de gente y flota, poseyendo a Atenas, o por no
poder componer sus negocios con brevedad, o no gustando de volver a Tracia,
olvidado del juramento a su Filis hecho, se detuvo mucho más tiempo del que fue
para su vuelta constituido. Filis, viendo pasar cuatro meses, creyendo ser engañada,
escribió a Demofonte esta carta, proponiéndole los muchos beneficios que de
ella ha recibido: hácele cargo de la fe del matrimonio y juramento hecho en su
partida, y afirmando que se dará violenta muerte si se ve de él menospreciada. Tanto
ofende la ausencia a los que de veras aman.
EPÍSTOLA SEGUNDA.
FILIS A DEMOFONTE.
Aquélla,
oh Demofonte, tu querida
Filis,
aquélla que en su reino y casa
Te dio
hospedaje un tiempo y acogida:
Al
cielo, a ti y al viento, doy sin tasa
Mis
quejas, porque el plazo señalado
De tu
venida vuela, y huye y pasa.
Tú me
juraste que en habiendo dado
El
triforme planeta un giro entero
Por el
superno curso acostumbrado,
La
ancla vería con su diente fiero
De tu
nave fijarse en el arena
De este
mi Tracio puerto, do te espero.
Cuatro
veces la he visto entera y llena,
Y
cuatro sin su lumbre; mas no veo
Que tu
tornada Ródope se ordena.
Si el
tiempo cuentas como yo deseo
(Cuyos
relojes somos los amantes),
No
dirás que sin tiempo devaneo.
Ha sido
mi esperanza, como de antes.
Tibia y
dudosa: mas creí (¡qué tarde!)
Lo que
daña creyendo a semejantes.
Creo lo
que me daña, porque guarde
Las
leyes de amadora, y la rabiosa
Llama
se muestre que en mis venas arde.
He sido
muchas veces mentirosa
Contra
mí mesma, en vano imaginando
Que te
es contrario el viento y mar furiosa.
También
estoy la muerte deseando
A tu
padre, en pensar que te detiene,
Y
aunque esto es falso, voyme así engañando.
Otro
temor con esto al alma viene:
Que
cuando das la vela al Hebro ondoso.
Que al
mar Egeo feudo le mantiene.
Recelo
el viento airado y riguroso
En la
agua cana no haya trastornado
La nave
tu designio y mi reposo.
Y
muchas veces, porque tú (oh malvado)
Salud
tuvieras, holocausto he hecho
A los
Dioses del reino consagrado.
Muchas
veces mirando en mi provecho
Favorables
los vientos, y en bonanza
El mar
inmenso, se alentó mi pecho.
Y á mí
me dije; si salud alcanza
Demofonte,
verná; si vive, espero
Que en
su palabra y fe no habrá mudanza.
En fin
mi amor constante y verdadero
Excusas
finge, y yo, por haber sido
Ingeniosa
en excusarte, muero.
Ausente
estás despacio, y no han querido
Las
deidades volverte a quien juraste.
Ni
vuelves tú de nuestro amor movido.
¡Ay
Demofonte! cuando te ausentaste.
Las
velas y palabras diste al viento,
Y en
ambas a dos cosas me engañaste.
Las
velas no dan vuelta; el juramento
Y te
salieron falsos, porque hubiese
Causa
de me quejar al firmamento.
Dime:
¿qué hice en que pesar te diese
(Sino
es como imprudente y necia amarte),
Por
cuya causa yo desmereciese?
Maldad
hice, y muy grande, en hospedarte;
Mas
esta mi maldad para las gentes
De
mérito y virtud alcanza parte.
¿Adonde
están agora las urgentes
Promesas,
juramentos, lealtades,
Y otras
mil ceremonias con que mientes?
¿Dónde
el darme tu diestra, y las deidades
Infinitas
de Dioses que traías
Para
dar apariencia a tus maldades?
¿Adónde
el Himeneo que decías
Que
había de gozar por tiempo largo?
¿Por
firme esposo a quién me prometías?
Tú lo
juraste por el mar amargo,
De tu
partida y vuelta fiel testigo;
Mas en
la vuelta entiendo que me alargo.
Juraste
por tu abuelo (aunque yo digo
Que
debe ser fingido, e imaginado
Por te
mostrar en todo mi enemigo);
El cual
dices que estando el Ponto airado
Por la
fuerza del viento, lo sujeta
Con
sumo imperio, y vuelve sosegado:
Por Venus,
por el arco y la saeta
De
Amor, y por la llama rigurosa
Que me
consume con virtud secreta.
Por la
alma Juno, a Júpiter celosa,
Que a
justos desposorios, y propicios
A los
Dioses preside como Diosa:
Por los
santos y ocultos sacrificios
A Ceres
dedicados, y ofrecidos
Con
alta pompa y místicos oficios.
Si
estos Dioses quisiesen ofendidos
Tomar
venganza en ti, no eres bastante
A pagar
tantos yerros cometidos.
¡Ay qué
furiosa, y en tu amor constante.
Las
naves rotas renové en que fueses,
Y
burlases de mí, cual de ignorante!
Dite
los remos con que más huyeses;
Mas
¡ay! que las heridas siento dadas
Con las
armas que di con que las dieses.
Creí
tus dulces, blandas regaladas
Palabras,
que en tu falsa lengua tienes,
Y a las
deidades ínclitas juradas.
Creí la
clara estirpe de a do vienes,
Y el
fingido llorar con que se ofende
Mi
firmeza, y la fe que no mantienes.
¿Este
llorar fingido a do se aprende?
¿Enséñase
esta ciencia, o va por arte
Llorar
cuando uno defraudar pretende?
¿De qué
sirvió en mil trazas desvelarte
Para
engañarme? que muy bien podías
Verme
engañada sin afán costarte.
No me
fuerza a mostrar las quejas mías
En esta
carta, ver que te di puerto.
Reparando
las naves que traías;
No el
hospedarte con el pecho abierto
De
caridad, pues mi valor en esto
Al
mundo todo ha sido descubierto.
Lo que
lastima al alma es, que supuesto
El
matrimonio, que conmigo uniste
Tú como
torpe, bruto y deshonesto:
El amor
en deleite convertiste,
Y
dándome tu fe por verdadera,
De mi
pureza el fruto y flor cogiste.
La
noche antes de aquella yo quisiera
Que fuese
el fin dichoso de mi vida,
Porque
Filis honesta así muriera.
Yo
esperé lo mejor mal advertida,
Porque
entendí que por mi dulce hospicio
Te
mereciese, y fuera agradecida.
Pero
toda merced y beneficio
Del
mérito procede, y procediendo
Justa
paga me das, pues purgo el vicio.
No es
gloria, no es hazaña irte, riendo
De una
doncella que olvidó su daño.
Tus
palabras y término creyendo.
Porque
de esta creencia el modo extraño
(Por mi
simplicidad) más era dino
De
favor y de premio, que de engaño.
Engaño
fue de quien te amaba, ¡indino!
Y si de
tus palabras fui engañada.
Como a
niña y amante el mal me vino.
Los Dioses
hagan esta empresa honrada,
El
remate, la suma, el sello, el resto
De
cuanta gloria tienes alcanzada.
Y como
victorioso en medio puesto
De tu
ciudad, te halles ilustrado.
Siendo
este caso a todos manifiesto.
Permita
el santo cielo, y quiera el hado,
Que
entre los altos títulos y honrosos
De tu
padre, este hecho esté fijado.
Porque
cuando se miren sus famosos
Hechos,
cómo dio muerte al cruel Procusto,
A Sino
y a Scirón facinerosos;
Y al
toro concebido en acto injusto,
Y el
vencer los Tebanos, y las fieras
De
formas dos y de valor robusto;
Y cómo
entró por fuerza en las severas
Moradas
de Plutón, y amedrentadas
Dejó
las tres disformes compañeras;
Después
de estas hazañas celebradas,
Tu
estatua esté de bronce o mármol puro,
Y al
pie de ella estas letras esmaltadas:
«Este
es aquel traidor, este el perjuro,
Que
engañó a Filis, porque advenedizo
Le dio
hospedaje amplífico y seguro.»
De
todos cuantos hechos obró e hizo
Tu
padre, solamente el del engaño
De
Ariadna a tu ingenio satisfizo.
Lo que
solo te excusa es, que en el daño
Imitas a
tu padre y en traiciones;
Siendo
su hijo al mal y al bien extraño.
Ella
(mas no la envidio) en las regiones
Celestes
goza de mejor marido.
Sentada
sobre tigres o leones.
A mí
los Tracios han aborrecido,
Y mi
consorcio huyen, alegando
Que a
ellos un extraño he preferido.
Otros
dicen, que Atenas navegando,
Dejé mis
reinos en dominio ajeno,
Mis
hechos por el fin abominando.
Mas de
suceso próspero y ameno
Al
gusto, aquel carezca que juzgare
Las
obras por el fin o malo o bueno.
Cuando
este mar de espuma se poblare
De tus
remos herido, y mi bahía
Tus
naves y galeras sustentare;
Entonces
se dirá que la fe mía
Miró
por sí, por mí, y aun por los míos,
Haciendo
en me casar lo que debía.
Pero ni
yo advertí mis desvaríos.
Ni más
verán mis reinos tu tornada,
Ni
recrearás tus miembros en mis ríos.
Ante
los ojos traigo retratada
La
bella vista de aquel punto, cuando
De este
puerto salir quiso tu armada;
Y
acuérdome que entonces apretando
Mi
cuello en torno, diste mil abrazos
A la
que (oh falso) estabas engañando.
Y por prenderme
en más sutiles lazos,
Süave y
dulcemente me besabas,
Teniéndome
ceñida con tus brazos.
Las
lágrimas fingidas que llorabas
Al caer
se mezclaban con las mías.
Mientras
al viento próspero increpabas.
También
dijiste, ya que te partías;
«Espera,
espera (oh Filis) a tu esposo,
Pues no
ha de tardar más de treinta días.»
¿Esperaré,
cuitada, al que gozoso
Para no
verme más de aquí partiste?
¿Esperaré
a un ingrato, a un alevoso?
¿Esperaré
las naves en que fuiste?
Digo
las naves, a quien es negado
Sulcar
este mi mar, por do huiste.
Mas
aunque tardes más de lo tardado,
Al fin
espero, porque tu fe ha sido
Violada
sólo por el viento airado.
Pero
¿qué digo? ¡ay triste! detenido
Con
otra esposa estás, ya la engañaste
Con
amor que tan mal me ha socorrido.
Después
que no te miro y te ausentaste.
Otra
Filis bien sé que no has hallado.
Ni por
Filis ni Tracia preguntaste.
Pues
Filis soy que a Demofonte he dado
Puerto,
hospedaje y bienes con largueza.
Viniendo
por el mar desbaratado.
Prosperé
con tesoros tu pobreza,
Y
viniendo mendigo, te di dones
Con
pecho generoso y con franqueza.
Soy
quien del gran Licurgo las regiones
Te di,
que por ser sola y mujer, temo
No
poder gobernar tantos varones.
Corren
mis reinos hasta do lo extremo
Del
empinado Ródope pluvioso
Se
descubre, y demuestra al fértil Emo.
Y
adonde el Hebro sacro presuroso
Se
arroja al mar con curso tan ligero,
Que con
él es el Bóreas perezoso.
Aquélla
soy de quien quitó primero
La
cinta virginal tu falaz mano
Con
infelice y desastroso agüero.
Al derredor
del tálamo inhumano
Aulló
la Tisifone, miserable
Presagio
al mal que estaba ya cercano.
Y la
ave errante con su vuelo instable,
Enemiga
de luz, en mi morada
Turbó
el aire con canto detestable,
Aleto
estuvo allí la mal peinada.
De víboras
poblada y de fiereza.
Con
lumbre de sepulcros usurpada.
Yo
agora algunas veces la maleza
De mi
ribera herbosa huello, y piso
También
los riscos de mayor alteza.
Y
cuando por las ondas hace viso
El sol,
y se levantan los vapores
Que
convierten la tierra en paraíso;
O
cuando son las sombras ya mayores,
Y las
estrellas y astros resplandecen.
Miro
cuál viento mueva el mar, las flores
Y
viendo que de lejos aparecen
Velas,
que son las tuyas imagino,
Que al
cielo y a mis ruegos obedecen.
Con
esto al mar estrecho me avecino.
Que
apena aquellas aguas me detienen
Que
arroja la resaca en el camino.
Y
cuanto más en breve al puerto vienen
Las
naves, mas en breve desfallezco.
Viendo
que a ti en sus tablas no sostienen.
Hay un
seno de mar en arco hecho,
Y en
sus extremos dos peñascos altos,
Altos
para mi daño y tu provecho.
De aquí
mis miembros de paciencia faltos
Han
propuesto mil veces libertarse
Con un
salto de tantos sobresaltos.
Han
querido en el mar precipitarse,
Y según
mi esperanza desespera,
Al fin
han de venir a despeñarse.
Las
ondas me echarán a tu ribera.
Desnuda
me verás y no enterrada,
Y
muerta como amante verdadera.
Y si es
tu alma más que nieve helada,
Y
aunque en tu obstinación estés más firme
Que
bronce, que diamante, o fiera airada.
Dirás
al tiempo y punto de cubrirme
Con
tierra en el sepulcro: —Oh Filis mía.
No
estabas obligada así a seguirme.
Muchas
veces apruebo que sería
Justo
librar al alma de embarazos
Con
veneno, con hierro y osadía.
Otras
propongo de apretar los lazos
A mi
infelice y temeroso cuello,
Que tú
ceñiste con aleves brazos.
En fin,
ya estoy determinada en ello,
Y
porque te conozcan por aleve,
Esto se
escriba en mi sepulcro bello:
«El
huésped Demofonte, amante leve,
A
Filis, que lo amó siendo él tirano,
Dió con
larga esperanza muerte breve:
El dio
la causa, y ella dio la mano.»
Hospita, Demophoon, tua te Rhodopeia Phyllis
ultra promissum tempus abesse queror.
cornua cum lunae pleno semel orbe coissent,
litoribus nostris ancora pacta tua est.
luna quater latuit, toto quater orbe recreuit
nec uehit Actaeas Sithonis unda rates.
tempora si numeres bene quae numeramus amantes,
non uenit ante suam nostra querela diem.
spes quoque lenta fuit. tarde quae credita laedunt
credimus: inuita nunc es amante nocens.
saepe fui mendax pro te mihi, saepe putaui
alba procellosos uela referre notos.
Thesea deuoui, quia te dimittere nollet;
nec tenuit cursus forsitan ille tuos.
interdum timui, ne, dum uada tendis ad Hebri,
mersa foret cana naufraga puppis aqua.
saepe deos supplex, ut tu, scelerate, ualeres,
cum prece turicremis sum uenerata focis;
saepe, uidens uentos caelo pelagoque secundos,
ipsa mihi dixi: "si ualet ille, uenit."
denique fidus amor, quidquid properantibus obstat,
finxit, et ad causas ingeniosa fui.
at tu lentus abes! nec te iurata reducunt
numina, nec nostro motus amore redis.
Demophoon, uentis et uerba et uela dedisti;
uela queror reditu, uerba carere fide.
dic mihi, quid feci, nisi non sapienter amaui?
crimine te potui demeruisse meo?
unum in me scelus est, quod te, scelerate, recepi;
sed scelus hoc meriti pondus et instar habet.
pacta fides ubi nunc, commissaque dextera dextrae,
quique erat in falso plurimus ore deus?
promissus socios ubi nunc Hymenaeus in annos,
qui mihi coniugii sponsor et obses erat?
per mare, quod totum uentis agitatur et undis,
per quod nempe ieras, per quod iturus eras,
perque tuum mihi iurasti, nisi fictus et ille est,
concita qui uentis aequora mulcet, auum,
per Venerem nimiumque mihi facientia tela,
altera tela arcus, altera tela faces,
Iunonemque, toris quae praesidet alma maritis,
et per taediferae mystica sacra deae:
si de tot laesis sua numina quisque deorum
uindicet, in poenas non satis unus eris!
a, laceras etiam puppes furiosa refeci,
ut, qua desererer, firma carina foret;
remigiumque dedi, quo me fugiturus abires.
heu! patior telis uulnera facta meis!
credidimus blandis, quorum tibi copia, uerbis;
credidimus generi nominibusque tuis;
credidimus lacrimis. an et hae simulare docentur?
hae quoque habent artes, quaque iubentur, eunt?
his quoque credidimus. quo iam tot pignora nobis?
parte satis potui qualibet inde capi.
nec moueor, quod te iuui portuque locoque:
debuit haec meriti summa fuisse mei!
turpiter hospitium lecto cumulasse iugali
paenitet et lateri conseruisse latus.
quae fuit ante illam, mallem suprema fuisset
nox mihi, dum potui Phyllis honesta mori.
speraui melius, quia me meruisse putaui:
quaecumque e merito spes uenit, aequa uenit.
fallere credentem non est operosa puellam
gloria; simplicitas digna fauore fuit.
sum decepta tuis et amans et femina uerbis;
di faciant, laudis summa sit ista tuae!
inter et Aegidas, media statuaris in urbe,
magnificus titulis stet pater ante suis;
cum fuerit Sciron lectus toruusque Procrustes
et Sinis et tauri mixtaque forma uiri
et domitae bello Thebae fusique Bimembres
et pulsata nigri regia caeca dei,
hoc tua post illos titulo signetur imago:
"hic est cuius amans hospita capta dolo est."
de tanta rerum turba factisque parentis
sedit in ingenio Cressa relicta tuo.
quod solum excusat, solum miraris in illo;
heredem patriae, perfide, fraudis agis.
illa -- nec inuideo -- fruitur meliore marito
inque capistratis tigribus alta sedet.
at mea despecti fugiunt conubia Thraces,
quod ferar externum praeposuisse meis.
atque aliquis "iam nunc doctas eat," inquit, "Athenas;
armiferam Thracen qui regat, alter erit.
exitus acta probat." careat successibus, opto,
quisquis ab euentu facta notanda putat.
at si nostra tuo spumescant aequora remo,
iam mihi, iam dicar consuluisse meis.
sed neque consului, nec te mea regia tanget
fessaque Bistonia membra lauabis aqua.
illa meis oculis species abeuntis inhaeret,
cum premeret portus classis itura meos.
ausus es amplecti colloque infusus amantis
oscula per longas iungere pressa moras
cumque tuis lacrimis lacrimas confundere nostras,
quodque foret uelis aura secunda queri,
et mihi discedens suprema dicere uoce:
"Phylli, fac expectes Demophoonta tuum!"
expectem, qui me numquam uisurus abisti?
expectem pelago uela negata meo?
et tamen expecto. redeas modo serus amanti,
ut tua sit solo tempore lapsa fides!
quid precor infelix? te iam tenet altera coniunx
forsitan et, nobis qui male fauit, amor;
utque tibi excidimus, nullam, puto, Phyllida nosti.
ei mihi! si, quae sim Phyllis et unde, rogas!
quae tibi, Demophoon, longis erroribus acto
Threicios portus hospitiumque dedi,
cuius opes auxere meae, cui diues egenti
munera multa dedi, multa datura fui;
quae tibi subieci latissima regna Lycurgi,
nomine femineo uix satis apta regi,
qua patet umbrosum Rhodope glacialis ad Haemum
et sacer admissas exigit Hebrus aquas,
cui mea uirginitas auibus libata sinistris
castaque fallaci zona recincta manu.
pronuba Tisiphone thalamis ululauit in illis
et cecinit maestum deuia carmen auis.
adfuit Allecto breuibus torquata colubris,
suntque sepulcrali lumina mota face.
maesta tamen scopulos fruticosaque litora calco;
quaque patent oculis aequora lata meis,
siue die laxatur humus, seu frigida lucent
sidera, prospicio, quis freta uentus agat.
et quaecumque procul uenientia lintea uidi,
protinus illa meos auguror esse deos.
in freta procurro, uix me retinentibus undis,
mobile qua primas porrigit aequor aquas.
quo magis accedunt, minus et minus utilis adsto:
linquor et ancillis excipienda cado.
est sinus adductos modice falcatus in arcus;
ultima praerupta cornua mole rigent.
hinc mihi suppositas inmittere corpus in undas
mens fuit -- et quoniam fallere pergis, erit.
ad tua me fluctus proiectam litora portent
occurramque oculis intumulata tuis;
duritia ferrum ut superes adamantaque teque
"non tibi sic," dices, "Phylli, sequendus eram!"
saepe uenenorum sitis est mihi, saepe cruenta
traiectam gladio morte perire iuuat.
colla quoque, infidis quia se nectenda lacertis
praebuerunt, laqueis inplicuisse iuuat.
stat nece matura tenerum pensare pudorem;
in necis electu parua futura mora est.
inscribende meo causa inuidiosa sepulcro,
aut hoc aut simili carmine notus eris:
"Phyllida Demophoon leto dedit hospes amantem;
ille necis causam praebuit, ipsa manum."
ultra promissum tempus abesse queror.
cornua cum lunae pleno semel orbe coissent,
litoribus nostris ancora pacta tua est.
luna quater latuit, toto quater orbe recreuit
nec uehit Actaeas Sithonis unda rates.
tempora si numeres bene quae numeramus amantes,
non uenit ante suam nostra querela diem.
spes quoque lenta fuit. tarde quae credita laedunt
credimus: inuita nunc es amante nocens.
saepe fui mendax pro te mihi, saepe putaui
alba procellosos uela referre notos.
Thesea deuoui, quia te dimittere nollet;
nec tenuit cursus forsitan ille tuos.
interdum timui, ne, dum uada tendis ad Hebri,
mersa foret cana naufraga puppis aqua.
saepe deos supplex, ut tu, scelerate, ualeres,
cum prece turicremis sum uenerata focis;
saepe, uidens uentos caelo pelagoque secundos,
ipsa mihi dixi: "si ualet ille, uenit."
denique fidus amor, quidquid properantibus obstat,
finxit, et ad causas ingeniosa fui.
at tu lentus abes! nec te iurata reducunt
numina, nec nostro motus amore redis.
Demophoon, uentis et uerba et uela dedisti;
uela queror reditu, uerba carere fide.
dic mihi, quid feci, nisi non sapienter amaui?
crimine te potui demeruisse meo?
unum in me scelus est, quod te, scelerate, recepi;
sed scelus hoc meriti pondus et instar habet.
pacta fides ubi nunc, commissaque dextera dextrae,
quique erat in falso plurimus ore deus?
promissus socios ubi nunc Hymenaeus in annos,
qui mihi coniugii sponsor et obses erat?
per mare, quod totum uentis agitatur et undis,
per quod nempe ieras, per quod iturus eras,
perque tuum mihi iurasti, nisi fictus et ille est,
concita qui uentis aequora mulcet, auum,
per Venerem nimiumque mihi facientia tela,
altera tela arcus, altera tela faces,
Iunonemque, toris quae praesidet alma maritis,
et per taediferae mystica sacra deae:
si de tot laesis sua numina quisque deorum
uindicet, in poenas non satis unus eris!
a, laceras etiam puppes furiosa refeci,
ut, qua desererer, firma carina foret;
remigiumque dedi, quo me fugiturus abires.
heu! patior telis uulnera facta meis!
credidimus blandis, quorum tibi copia, uerbis;
credidimus generi nominibusque tuis;
credidimus lacrimis. an et hae simulare docentur?
hae quoque habent artes, quaque iubentur, eunt?
his quoque credidimus. quo iam tot pignora nobis?
parte satis potui qualibet inde capi.
nec moueor, quod te iuui portuque locoque:
debuit haec meriti summa fuisse mei!
turpiter hospitium lecto cumulasse iugali
paenitet et lateri conseruisse latus.
quae fuit ante illam, mallem suprema fuisset
nox mihi, dum potui Phyllis honesta mori.
speraui melius, quia me meruisse putaui:
quaecumque e merito spes uenit, aequa uenit.
fallere credentem non est operosa puellam
gloria; simplicitas digna fauore fuit.
sum decepta tuis et amans et femina uerbis;
di faciant, laudis summa sit ista tuae!
inter et Aegidas, media statuaris in urbe,
magnificus titulis stet pater ante suis;
cum fuerit Sciron lectus toruusque Procrustes
et Sinis et tauri mixtaque forma uiri
et domitae bello Thebae fusique Bimembres
et pulsata nigri regia caeca dei,
hoc tua post illos titulo signetur imago:
"hic est cuius amans hospita capta dolo est."
de tanta rerum turba factisque parentis
sedit in ingenio Cressa relicta tuo.
quod solum excusat, solum miraris in illo;
heredem patriae, perfide, fraudis agis.
illa -- nec inuideo -- fruitur meliore marito
inque capistratis tigribus alta sedet.
at mea despecti fugiunt conubia Thraces,
quod ferar externum praeposuisse meis.
atque aliquis "iam nunc doctas eat," inquit, "Athenas;
armiferam Thracen qui regat, alter erit.
exitus acta probat." careat successibus, opto,
quisquis ab euentu facta notanda putat.
at si nostra tuo spumescant aequora remo,
iam mihi, iam dicar consuluisse meis.
sed neque consului, nec te mea regia tanget
fessaque Bistonia membra lauabis aqua.
illa meis oculis species abeuntis inhaeret,
cum premeret portus classis itura meos.
ausus es amplecti colloque infusus amantis
oscula per longas iungere pressa moras
cumque tuis lacrimis lacrimas confundere nostras,
quodque foret uelis aura secunda queri,
et mihi discedens suprema dicere uoce:
"Phylli, fac expectes Demophoonta tuum!"
expectem, qui me numquam uisurus abisti?
expectem pelago uela negata meo?
et tamen expecto. redeas modo serus amanti,
ut tua sit solo tempore lapsa fides!
quid precor infelix? te iam tenet altera coniunx
forsitan et, nobis qui male fauit, amor;
utque tibi excidimus, nullam, puto, Phyllida nosti.
ei mihi! si, quae sim Phyllis et unde, rogas!
quae tibi, Demophoon, longis erroribus acto
Threicios portus hospitiumque dedi,
cuius opes auxere meae, cui diues egenti
munera multa dedi, multa datura fui;
quae tibi subieci latissima regna Lycurgi,
nomine femineo uix satis apta regi,
qua patet umbrosum Rhodope glacialis ad Haemum
et sacer admissas exigit Hebrus aquas,
cui mea uirginitas auibus libata sinistris
castaque fallaci zona recincta manu.
pronuba Tisiphone thalamis ululauit in illis
et cecinit maestum deuia carmen auis.
adfuit Allecto breuibus torquata colubris,
suntque sepulcrali lumina mota face.
maesta tamen scopulos fruticosaque litora calco;
quaque patent oculis aequora lata meis,
siue die laxatur humus, seu frigida lucent
sidera, prospicio, quis freta uentus agat.
et quaecumque procul uenientia lintea uidi,
protinus illa meos auguror esse deos.
in freta procurro, uix me retinentibus undis,
mobile qua primas porrigit aequor aquas.
quo magis accedunt, minus et minus utilis adsto:
linquor et ancillis excipienda cado.
est sinus adductos modice falcatus in arcus;
ultima praerupta cornua mole rigent.
hinc mihi suppositas inmittere corpus in undas
mens fuit -- et quoniam fallere pergis, erit.
ad tua me fluctus proiectam litora portent
occurramque oculis intumulata tuis;
duritia ferrum ut superes adamantaque teque
"non tibi sic," dices, "Phylli, sequendus eram!"
saepe uenenorum sitis est mihi, saepe cruenta
traiectam gladio morte perire iuuat.
colla quoque, infidis quia se nectenda lacertis
praebuerunt, laqueis inplicuisse iuuat.
stat nece matura tenerum pensare pudorem;
in necis electu parua futura mora est.
inscribende meo causa inuidiosa sepulcro,
aut hoc aut simili carmine notus eris:
"Phyllida Demophoon leto dedit hospes amantem;
ille necis causam praebuit, ipsa manum."