miércoles, 27 de marzo de 2024

Charles Baudelaire: Poemas en prosa VII. El bufón y la Venus

 

À ARSÈNE HOUSSAYE

 

Mon cher ami, je vous envoie un petit ouvrage dont on ne pourrait pas dire, sans injustice, qu’il n’a ni queue ni tête, puisque tout, au contraire, y est à la fois tête et queue, alternativement et réciproquement. Considérez, je vous prie, quelles admirables commodités cette combinaison nous offre à tous, à vous, à moi et au lecteur. Nous pouvons couper où nous voulons, moi ma rêverie, vous le manuscrit, le lecteur sa lecture ; car je ne suspends pas la volonté rétive de celui-ci au fil interminable d’une intrigue superfine. Enlevez une vertèbre, et les deux morceaux de cette tortueuse fantaisie se rejoindront sans peine. Hachez-la en nombreux fragments, et vous verrez que chacun peut exister à part. Dans l’espérance que quelques-uns de ces tronçons seront assez vivants pour vous plaire et vous amuser, j’ose vous dédier le serpent tout entier.

J’ai une petite confession à vous faire. C’est en feuilletant, pour la vingtième fois au moins, le fameux Gaspard de la Nuit, d’Aloysius Bertrand (un livre connu de vous, de moi et de quelques-uns de nos amis, n’a-t-il pas tous les droits à être appelé fameux ?) que l’idée m’est venue de tenter quelque chose d’analogue, et d’appliquer à la description de la vie moderne, ou plutôt d’une vie moderne et plus abstraite, le procédé qu’il avait appliqué à la peinture de la vie ancienne, si étrangement pittoresque.

Quel est celui de nous qui n’a pas, dans ses jours d’ambition, rêvé le miracle d’une prose poétique, musicale sans rythme et sans rime, assez souple et assez heurtée pour s’adapter aux mouvements lyriques de l’âme, aux ondulations de la rêverie, aux soubresauts de la conscience ?

C’est surtout de la fréquentation des villes énormes, c’est du croisement de leurs innombrables rapports que naît cet idéal obsédant. Vous-même, mon cher ami, n’avez-vous pas tenté de traduire en une chanson le cri strident du Vitrier, et d’exprimer dans une prose lyrique toutes les désolantes suggestions que ce cri envoie jusqu’aux mansardes, à travers les plus hautes brumes de la rue ?

Mais, pour dire le vrai, je crains que ma jalousie ne m’ait pas porté bonheur. Sitôt que j’eus commencé le travail, je m’aperçus que non-seulement je restais bien loin de mon mystérieux et brillant modèle, mais encore que je faisais quelque chose (si cela peut s’appeler quelque chose) de singulièrement différent, accident dont tout autre que moi s’enorgueillirait sans doute, mais qui ne peut qu’humilier profondément un esprit qui regarde comme le plus grand honneur du poëte d’accomplir juste ce qu’il a projeté de faire.

Votre bien affectionné,     

C. B.

A ARSÈNE HOUSSAYE

 

Mi querido amigo, le envío una pequeña obra, de la cual no se podría decir, sin injusticia, que no tiene ni pies ni cabeza, puesto que, al contrario, todo en ella es, al mismo tiempo, cabeza y pies, alternativa y recíprocamente. Considere, se lo ruego, qué admirables comodidades esta combinación nos ofrece a todos, a usted, a mí y al lector. Podemos cortar dónde queramos, yo mi ensoñación, usted el manuscrito, el lector la lectura; porque no dejo que la esquiva voluntad de éste quede pendiendo del hilo interminable de una intriga sutilísima. Saque usted una vértebra, y las dos partes de esta tortuosa fantasía volverán a juntarse sin esfuerzo. Despedácela en numerosos fragmentos, y verá que cada uno puede existir por separado. Con la esperanza de que algunos de estos trozos estarán lo bastante vivos para darle placer y entretenimiento, me atrevo a dedicarle la serpiente completa.

Tengo que hacerle una pequeña confesión. Hojeando, por vigésima vez al menos, el famoso Gaspar de la Noche, de Aloysius Bertrand (¿un libro que usted y yo, y algunos de nuestros amigos, conocemos no tiene todo el derecho a ser llamado famoso?), se me ocurrió la idea de intentar algo análogo, y de aplicar a la descripción de la vida moderna o, más bien, de una vida moderna y más abstracta, el procedimiento que él había aplicado a la pintura de la vida antigua, tan extrañamente pintoresca.

¿Quién de nosotros no ha soñado, en sus días de ambición, con el milagro de una prosa poética, musical sin ritmo y sin rima, lo bastante flexible y lo bastante abrupta como para adaptarse a los movimientos líricos del alma, a las ondulaciones de la ensoñación, a los sobresaltos de la conciencia?

Es sobre todo de la frecuentación de las ciudades inmensas, del entrecruzamiento de sus innumerables relaciones, que nace ese ideal obsesivo. Usted mismo, mi querido amigo, ¿no ha intentado mostrar en una canción el grito estridente del Vidriero, y expresar en una prosa lírica todas las desoladoras sugerencias que ese grito lanza hasta las mansardas, a través de las más altas brumas de la calle?

Pero, para decir la verdad, temo que mi envidia no me haya traído suerte. Apenas comencé el trabajo, me di cuenta de que no sólo me quedaba muy lejos de mi misterioso y brillante modelo, sino incluso que hacía algo (si es que esto puede llamarse algo) singularmente diferente, accidente del cual cualquier otro fuera de mí se enorgullecería quizás, pero que no puede sino humillar profundamente a un espíritu que ve como el más grande honor del poeta realizar únicamente aquello que proyectó hacer.

Suyo muy afectuosamente,


VII

LE FOU ET LA VÉNUS

 

Quelle admirable journée ! Le vaste parc se pâme sous l’œil brûlant du soleil, comme la jeunesse sous la domination de l’Amour.

L’extase universelle des choses ne s’exprime par aucun bruit ; les eaux elles-mêmes sont comme endormies. Bien différente des fêtes humaines, c’est ici une orgie silencieuse.

On dirait qu’une lumière toujours croissante fait de plus en plus étinceler les objets ; que les fleurs excitées brûlent du désir de rivaliser avec l’azur du ciel par l’énergie de leurs couleurs, et que la chaleur, rendant visibles les parfums, les fait monter vers l’astre comme des fumées.

Cependant, dans cette jouissance universelle, j’ai aperçu un être affligé.

Aux pieds d’une colossale Vénus, un de ces fous artificiels, un de ces bouffons volontaires chargés de faire rire les rois quand le Remords ou l’Ennui les obsède, affublé d’un costume éclatant et ridicule, coiffé de cornes et de sonnettes, tout ramassé contre le piédestal, lève des yeux pleins de larmes vers l’immortelle Déesse.

Et ses yeux disent : — « Je suis le dernier et le plus solitaire des humains, privé d’amour et d’amitié, et bien inférieur en cela au plus imparfait des animaux. Cependant je suis fait, moi aussi, pour comprendre et sentir l’immortelle Beauté ! Ah ! Déesse ! ayez pitié de ma tristesse et de mon délire ! »

Mais l’implacable Vénus regarde au loin je ne sais quoi avec ses yeux de marbre.

 

VII

EL BUFÓN Y LA VENUS

 

¡Qué admirable día! El vasto parque desfallece bajo la mirada abrasadora del sol, como la juventud bajo el dominio del Amor.

     El éxtasis universal de las cosas no se expresa con ningún ruido; las aguas mismas están como adormecidas. Muy diferente es esto de las fiestas humanas, es una orgía silenciosa.

Podría decirse que una luz cada vez más intensa hace resplandecer los objetos cada vez más; que las flores excitadas arden en deseos de rivalizar con el azul del cielo por la energía de sus colores, y que el calor, volviendo visibles los perfumes, los eleva hacia el astro como humaredas.

Sin embargo, en esta dicha universal, he divisado a un ser afligido.

A los pies de una Venus colosal, uno de esos bufones artificiales, uno de esos payasos voluntarios encargados de hacer reír a los reyes cuando el Remordimiento o el Hastío los molesta, vestido con un traje brillante y ridículo, con un tocado de cuernos y de cascabeles, acurrucado junto al pedestal, levanta los ojos llenos de lágrimas a la Diosa inmortal.

Y sus ojos dicen: —« Soy el último y el más solitario de los seres humanos, privado de amor y de amistad, y mucho más inferior en eso que el más imperfecto de los animales. Sin embargo, yo también estoy hecho para comprender y sentir la inmortal Belleza. ¡Ah, Diosa! ¡Ten piedad de mi tristeza y de mi delirio! ».

Pero la implacable Venus mira no sé qué a lo lejos con sus ojos de mármol.

 

Traducción, para Literatura & Traducciones, de Miguel Ángel Frontán

 

NOTA, para la edición italiana más abajo citada, de Massimo Colesanti:

Publicado en “La Presse”, el 26 de agosto de 1862. Por su estructura bipartita, con una primera parte descriptiva e idílica, serena, feliz, y una segunda parte narrativa y desolada, este poema puede compararse con Le Confiteor de l'artiste, y también con La Chambre double.  Sigue siendo el poeta, la condición del poeta lo que está aquí en el centro del episodio, del cuadro, con su soledad, su diferencia, su deseo de Belleza y de Amor, mal “correspondido”, negado, insatisfecho. Pero Baudelaire introduce aquí, como figura simbólica del artista, a un bufón, que volveremos a encontrar en otros poemas (Le Vieux Saltimbanque, Une mort héroïque) —vénase nuestros respectivos comentarios. Ciertamente se puede pensar, como han hecho muchos comentaristas (Crépet-Blin, Kopp, Pichois), en el soneto La Beauté (XVII), en Les Fleurs du Mal: pero allí quien habla es la propia Belleza triunfante, y no una estatua; aquí la situación se invierte, y resulta despiadada para el pobre bufón.


VII

THE FOOL AND VENUS

 

What a fine day! The vast park swoons under the burning eye of the sun, like youth under Love’s dominion.

The universal ecstasy of things no sound expresses; the waters themselves as if put to sleep. Quite other than with human celebrations: here the orgy is silent.

It would seem that light increasing steadily makes objects sparkle more and more; that flowers in their excitement burn with desire to pit their colors against the blue of the sky; and that heat, rendering their scent visible, lifts them starward like smoke.

But in this universal enjoyment, I noticed one unblessed being.

At the feet of a colossal Venus, one of those made-up fools (voluntary buffoons employed in getting kings to laugh when overtaken by Remorse or Ennui, all tricked out in a loud and ridiculous costume, capped with horns and bells) crouching down against the pedestal, lifted his tear-filled eyes towards the immortal Goddess.

And his eyes said: — “I am the last and the most solitary of human beings, deprived of love and friendship, lower in that respect than the most imperfect animal. Nevertheless, I too am made so as to comprehend and appreciate immortal Beauty! Ah! Goddess! have pity on my sorrow, on my folly!”

But implacable Venus gazes yonder towards who knows what with her eyes of marble.

 

Translated by Keith Waldrop

 

VII

IL BUFFONE E LA VENERE

 

Che splendida giornata! Il vasto parco se la gode sotto l’occhio bruciante del sole, come la giovinezza sotto il dominio dell’Amore.

L’estasi universale delle cose non si esprime con alcun rumore; le acque stesse sono come addormentate. Ben diversamente dalle feste umane, qui è un’orgia silenziosa.

Si direbbe che una luce sempre crescente renda le cose via via più scintillanti; che i fiori eccitati ardano dal desiderio di rivaleggiare con l’azzurro del cielo per l’intensità dei colori e che il caldo, rendendo sensibili i profumi, li elevi come vapori verso l’astro.

Eppure in tutta questa gioia universale, ho visto un essere afflitto.

Ai piedi di una Venere colossale, uno di quei folli artificiali, uno di quei buffoni volontari, incaricati di far ridere i re ossessionati dal Rimorso o dalla Noia, avvolto in un costume sgargiante e ridicolo, la testa coperta di corna e sonagli, tutto rannicchiato contro il piedistallo, alza occhi pieni di lacrime verso la Dea immortale.

E i suoi occhi dicono: «Sono l’ultimo e il più solitario degli uomini, senza amore e amicizia, e assai inferiore in questo al più imperfetto degli animali. Eppure anch’io sono fatto per capire e sentire l’immortale Bellezza! Ah, Dea! Pietà della mia tristezza e del mio delirio!».

Ma l’implacabile Venere guarda non so cosa in lontananza con i suoi occhi di marmo.

 

Traduzione di Massimo Colesanti