Hector de Saint-Denys Garneau nació en Montreal,
en 1912, en el seno de una vieja e ilustre familia de Quebec. Pasó su infancia
en las tierras que su familia poseía en Sainte-Catherine-de-Fossambault.
Realizó sus primeros estudios en el colegio Sainte-Marie y, en 1923, ingresó en
la Escuela de Bellas Artes.
En 1934
se unió al grupo literario La Relève en cuya revista publicó sus
primeros poemas. Publicó también artículos sobre arte y expuso sus cuadros en
la "Galerie des Arts".
En 1937
apareció su primer y último libro: "Miradas y juegos en el espacio".
La crítica, en el mejor de los casos, no lo apreció, en el peor, lo ignoró.
Saint-Denys Garneau realizó un breve viaje por
Francia del que regresó enfermo y decepcionado. A partir de entonces vivió
prácticamente recluido en la propiedad familiar. Murió en el otoño de 1943, a
los treinta y un años, víctima de un ataque cardíaco.
En
1949, se publicaron sus poesías completas; y en 1954, su célebre
Journal.
Dos
arcángeles tiene la poesía de Quebec: Émile Nelligan, hijo genial de Baudelaire
y de Verlaine; y Saint-Denys Garneau, padre — igualmente bello, igualmente
desdichado, quizás — de la modernidad.
Ma maison
Je veux ma maison bien ouverte,
Bonne pour tous les miséreux.
Je l'ouvrirai à tout venant
Comme quelqu'un se souvenant
D'avoir longtemps pâti dehors,
Assailli de toutes les morts
Refusé de toutes les portes
Mordu de froid, rongé d'espoir
Anéanti d'ennui vivace
Exasperé d'espoir tenace
Toujours en quête de pardon
Toujours en chasse de péché.
Mi casa
Quiero que esté mi casa bien abierta,
Buena para con todos los pobres.
La abriré a todo el que llegue
Como alguien que aún recuerda
Haber sufrido afuera mucho tiempo,
Acosado por todas las muertes
Rechazado por todas las puertas
Mordido por el frío, roído de esperanza
Aniquilado de vivo aburrimiento
Exasperado de esperanza tenaz
Siempre a la busca del perdón
Siempre al acecho del pecado.
Quiero que esté mi casa bien abierta,
Buena para con todos los pobres.
La abriré a todo el que llegue
Como alguien que aún recuerda
Haber sufrido afuera mucho tiempo,
Acosado por todas las muertes
Rechazado por todas las puertas
Mordido por el frío, roído de esperanza
Aniquilado de vivo aburrimiento
Exasperado de esperanza tenaz
Siempre a la busca del perdón
Siempre al acecho del pecado.