Stéphane Mallarmé - Poemas en prosa - Edición bilingüe |
POBRE NIÑO PÁLIDO
POBRE niño pálido, ¿por qué gritas a voz en cuello en la calle tu canción aguda e insolente, que se pierde entre los gatos, señores de los tejados?, puesto que no atravesará los postigos de los primeros pisos, detrás de los cuales tú ignoras pesadas cortinas de seda encarnadina.
Cantas fatalmente, sin embargo, con la tenaz seguridad de un hombrecito que va solo por la vida y que, como no cuenta con la ayuda de nadie, trabaja para sí mismo. ¿Has tenido un padre alguna vez? Ni siquiera tienes una anciana que te haga olvidar el hambre pegándote cuando vuelves sin un céntimo.
Pero tú trabajas para ti mismo: de pie en las calles, cubierto de ropas desteñidas hechas como las de un hombre, prematuramente flaco y demasiado alto para tu edad, cantas para comer, con empecinamiento, sin bajar tu mirada malvada sobre los demás niños que juegan en la calle.
Y tu canción triste suena tan alto, tan alto, que tu cabeza desnuda, que se alza en el aire a medida que sube tu voz, parece querer separarse de tus pequeños hombros.
Hombrecito, ¿quién sabe si un día no se irá, cuando, después de haber gritado mucho tiempo en las ciudades, hayas cometido un crimen? Un crimen, vamos, no es muy difícil de cometer, basta con tener coraje después del deseo, y hay algunas personas que… Tu carita es enérgica.
Ni un céntimo cae en la canasta de mimbre sostenida por tu larga mano que cuelga sin esperanza sobre tu pantalón: harán que te vuelvas malo y un día cometerás un crimen.
Tu cabeza sigue erguida y quiere dejarte, como si supiera de antemano, mientras tú cantas con un aire que se vuelve amenazador.
Te dirá adiós cuando pagues por mí, por quienes valen menos que yo. Probablemente viniste al mundo para llegar a eso y ya desde ahora ayunas, te veremos en los diarios.
¡Oh, pobre cabecita!
STÉPHANE MALLARMÉ
Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán.
Ediciones De La Mirándola, epub, marzo de 2016.
Traducción de Carlos Cámara y Miguel Ángel Frontán.
Ediciones De La Mirándola, epub, marzo de 2016.
PAUVRE ENFANT PÂLE
PAUVRE enfant pâle, pourquoi crier à tue-tête dans la rue ta chanson aiguë et insolente, qui se perd parmi les chats, seigneurs des toits? car elle ne traversera pas les volets des premiers étages, derrière lesquels tu ignores de lourds rideaux de soie incarnadine.
Cependant tu chantes fatalement, avec l’assurance tenace d’un petit homme qui s’en va seul par la vie et, ne comptant sur personne, travaille pour soi. As-tu jamais eu un père? Tu n’as pas même une vieille qui te fasse oublier la faim en te battant, quand tu rentres sans un sou.
Mais tu travailles pour toi: debout dans les rues, couvert de vêtements déteints faits comme ceux d’un homme, une maigreur prématurée et trop grand à ton âge, tu chantes pour manger, avec acharnement, sans abaisser tes yeux méchants vers les autres enfants jouant sur le pavé.
Et ta complainte est si haute, si haute, que ta tête nue qui se lève en l’air à mesure que ta voix monte, semble vouloir partir de tes petites épaules.
Petit homme, qui sait si elle ne s’en ira pas un jour, quand, après avoir crié longtemps dans les villes, tu auras fait un crime? un crime n’est pas bien difficile à faire, va, il suffit d’avoir du courage après le désir, et tels qui… Ta petite figure est énergique.
Pas un sou ne descend dans le panier d’osier que tient ta longue main pendue sans espoir sur ton pantalon: on te rendra mauvais et un jour tu commettras un crime.
Ta tête se dresse toujours et veut te quitter, comme si d’avance elle savait, pendant que tu chantes d’un air qui devient menaçant.
Elle te dira adieu quand tu paieras pour moi, pour ceux qui valent moins que moi. Tu vins probablement au monde vers cela et tu jeûnes dès maintenant, nous te verrons dans les journaux.
Oh! pauvre petite tête!