AUTOBIOGRAFÍA
París, lunes
16 de noviembre de 1885.
Estimado
Verlaine:
Estoy
retrasado con usted, porque estuve buscando lo que había prestado, un poco por aquí
y por allá, sin ton ni son, de la obra inédita de Villiers. Aquí adjunto lo
casi nada que poseo.
Pero datos
precisos sobre este querido y viejo fugaz, no tengo: ignoro hasta su dirección;
nuestras dos manos vuelven a encontrarse la una en la otra, como si se hubieran
soltado la víspera, a la vuelta de una esquina, todos los años, porque hay un
Dios. Aparte de esto, él acudiría puntual a las citas y, el día en que, para
los Hombres de Hoy, así como para los Poetas Malditos, usted quiera, cuando se
sienta mejor, encontrarlo en casa de Vanier, con quien él estará tratando la
publicación de Axël, no tengo dudas,
lo conozco, ninguna duda, de que no esté allí a la hora convenida. Literariamente,
nadie es más puntual que él: es a Vanier, pues, a quien corresponde, en primer
lugar, obtener su dirección de Monsieur Darzens, quien hasta ahora lo ha
representado ante ese encantador editor.
Si nada de
todo esto resulta, un día, especialmente un miércoles, iré a buscarlo a usted a
la caída la noche; y, mientras conversamos, nos vendrán, tanto al uno como al
otro, detalles biográficos que hoy se me escapan; no los datos personales, por
ejemplo, fechas, etc., que sólo conoce el hombre en cuestión.
Paso a hablar
de mí.
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