THE DRUNKEN FISHERMAN
Wallowing in this bloody sty,
I cast for fish that pleased my eye
(Truly Jehovah’s bow suspends
No pots of gold to weight its ends);
Only the blood-mouthed rainbow trout
Rose to my bait. They flopped about
My canvas creel until the moth
Corrupted its unstable cloth.
A calendar to tell the day;
A handkerchief to wave away
The gnats; a couch unstuffed with storm
Pouching a bottle in one arm;
A whiskey bottle full of worms;
And bedroom slacks: are these fit terms
To mete the worm whose molten rage
Boils in the belly of old age?
Once fishing was a rabbit's foot—
O wind blow cold, O wind blow hot,
Let suns stay in or suns step out:
Life danced a jig on the sperm-whale’s spout—
The fisher’s fluent and obscene
Catches kept his conscience clean.
Children, the raging memory drools
Over the glory of past pools.
Now the hot river, ebbing, hauls
Its bloody waters into holes;
A grain of sand inside my shoe
Mimics the moon that might undo
Man and Creation too; remorse,
Stinking, has puddled up its source;
Here tantrums thrash to a whale’s rage.
This is the pot-hole of old age.
Is there no way to cast my hook
Out of this dynamited brook?
The Fisher’s sons must cast about
When shallow waters peter out.
I will catch Christ with a greased worm,
And when the Prince of Darkness stalks
My bloodstream to its Stygian term...
On water the Man-Fisher walks.
EL PESCADOR BORRACHO
Revolcándome en esta pocilga sangrienta,
arrojé el anzuelo para recoger peces que complacieran mi vista
(el arco de Jehová verdaderamente no sostiene
ollas llenas de oro que pesen en sus puntas);
sólo las truchas arco iris de boca sanguinolenta
se alzaron hasta mi carnada. Y se sacudieron dentro
de mi cesta de lona hasta que la polilla
corrompió su inestable tejido.
Un calendario para saber el día;
un pañuelo para espantar
los jejenes; un diván desventrado por la tormenta
embolsando una botella en uno de sus brazos;
una botella de whiskey llena de gusanos;
y los pantalones del piyama: ¿son éstas las condiciones adecuadas
para distribuir el gusano cuya furia derretida
hierve en el vientre de la vejez?
Una vez el pescar era una pata de conejo
—oh viento, sopla frío, oh viento, sopla cálido,
deja que los soles permanezcan dentro o que los soles salgan:
la vida bailaba una jiga sobre el surtidor del cachalote—,
las copiosas y obscenas presas del pescador
le mantenían limpia la conciencia.
Niños, la furiosa memoria se babea
sobre la gloria de pasados estanques.
Ahora el hirviente río, retirándose, arrastra
sus sangrientas aguas hacia agujeros;
un grano de arena dentro de mi zapato
imita la luna que podría deshacer
al hombre y también a la creación; el remordimiento,
hediondo, ha enlodado su fuente;
aquí las rabietas se debaten con la ira de una ballena.
Este es el pozo de la vejez.
¿No hay otra manera de arrojar mi anzuelo
fuera de este arroyo dinamitado?
Los hijos del Pescador deben tratar de encontrarlo
cuando las aguas bajas se retiran.
Atraparé a Cristo con un gusano grasoso;
y cuando el Príncipe de las Tinieblas taconea
por mi corriente sanguínea hasta su meta Estigia ...
sobre las aguas el Pescador de Hombres camina.
Traducción y notas de ALBERTO GIRRI
A diferencia de otras lamentaciones de Lowell, “The Drunken Eisherman” tiene un carácter mucho menos impersonal, y aunque pertenece a Lord Weary’s Castle (1946), parecería anticipar la modalidad más directa, conectada con la experiencia particular del poeta, que informa toda su obra a partir de Life Studies (1959). Salvo ese aspecto, el tono no ofrece grandes variantes: la “pocilga sangrienta” es el mundo, sin cesar sometido a las atrocidades morales justificadas con falsas creencias, o por la tergiversación de creencias tradicionales; el pescador borracho ha olvidado su misión (“Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”; Mateo 4:19), y apenas si le queda un resto de lucidez para preguntarse: ¿No hay otra manera de arrojar mi anzuelo / fuera de este arroyo dinamitado?