viernes, 21 de junio de 2019

Marianne Moore y Ricardo Baeza: En desconfianza de méritos

EN DESCONFIANZA DE MÉRITOS

¿Más fuertes para vivir, más fuertes para morir
por medallas y lucrativas victorias?
Luchando, luchando, luchando están contra el hombre ciego
que cree ver,
y no ve que el dominador
fue dominado y que el odio perdió la partida. ¡Oh resplandeciente,
oh firme estrella, oh mar tumultuoso,
flagelado hasta que las cosas pequeñas van
a su antojo: las olas encrespadas
nos hacen conocer las profundidades, a nosotros, los que miramos!

¡Perdidos en el océano antes de haber luchado!
¡Oh estrella de David, estrella de Belén,
oh negro león imperial
del Señor: emblema
de un mundo en pie: uníos al fin,
uníos! Hay la corona del odio, bajo la cual todo es
muerte; hay el amor, sin el cual nadie
es rey; los actos santos santifican
la aureola. Así como el contagio
del morbo engendra el morbo,

así el contagio de la confianza engendra la confianza.
Luchando están en desiertos y cavernas, el uno
junto al otro, en compañías y batallones,
luchando están para que Yo
pueda sanar de mi dolencia. Unos saldrán incólumes del trance,
otros perecerán en él. “¿Será el hombre
realmente un lobo para el hombre? ¿Habremos
de devorarnos los unos a los otros?” El enemigo
no habría podido abrir brecha mayor
en nuestras defensas. El que sirve

de piloto a un ciego podrá aún escapar de él; pero
Job, descorazonado por falsos consuelos, sabía
que nada hay tan peligroso
como un ciego capaz
de ver. ¡Oh vivos que estáis muertos,
que os gloriáis de no ver, oh ínfimo polvo de la tierra
que con tanta arrogancia caminas:
la confianza engendra la fuerza, y la fe
es cosa entrañable! A los que luchan,
hacemos esta promesa,

este voto solemne: “No odiaremos ya
a blancos ni negros, amarillos o rojos, judíos,
paganos o intocables”. Pero
no tenemos derecho a hacer
voto alguno. Apretando los dientes, ellos están luchando,
luchando, luchando  —a algunos los conocemos y amamos,
a otros los amamos sin conocerlos—, a fin
de que los corazones puedan sentir y no estén ateridos.
Ello habrá de curarme; ¿o bien soy algo
en que ya no puedo creer? Unos

en la nieve, otros entre riscos, en tremedales otros,
muchos o pocos, en grande o en pequeño, están
luchando, luchando, luchando, a fin de que
donde hubo muerte pueda ya
haber vida. “Cuando un hombre es presa de la ira,
movido es por cosas de afuera; cuando defiende
con paciencia, paciencia, paciencia
el lugar que ocupa, acción es y belleza”,
 baluarte del soldado,
armadura invulnerable
en la lucha. El mundo es el hogar de un expósito. ¿No habremos
de tener alguna vez paz sin tristeza?
¿Sin súplicas de moribundos por
un socorro que no ha de llegar?
¡Oh forma inmóvil en tierra, no puedo
mirarte, y sin embargo es fuerza que lo haga!
Si esas grandes agonías calladas,
todos esos dolores sufridos y esa sangre derramada,
nos enseñan al fin a vivir, tanta
muerte no habrá sido en vano.

¡Oh corazón empedernido por el odio, oh corazón de hierro,
el hierro es hierro hasta que se aherrumbra!
Jamás hubo guerra que no fuese
interior: de luchar tengo
hasta haber vencido en mí lo que
origina la guerra. Pero hasta ahora yo no quería creerlo.
Nada hice en mis adentros,
¡oh crimen de Iscariote!
La belleza es eterna; el polvo,
tan sólo por un tiempo.
Traducción de RICARDO BAEZA
Revista Sur, marzo-abril de 1944, año XIV.

IN DISTRUT OF MERITS

Strengthened to live, strengthened to die for
medals and positioned victories?
They’re fighting, fighting, fighting the blind
man who thinks he sees,—
who cannot see that the enslaver is
enslaved; the hater, harmed. 0 shining, 0
firm star, 0 tumultuous
ocean lashed till small things go
as they will, the mountainous
wave makes us who look, know

depth. Lost at sea before they fought! 0
star of David, star of Bethlehem,
0 black imperial lion
of the Lord—emblem
of a risen world—be joined at last, be
joined. There is hate’s crown beneath which all is
death; there’s love’s without which none
is king; the blessed deeds bless
the halo. As contagion
of sickness makes sickness,

contagion of trust can make trust. They’re
fighting in deserts and caves, one by
one, in battalions and squadrons;
they’re fighting that I
may yet recover from the disease, My
Self; some have it lightly, some will die. “Man’s
wolf to man? And we devour
ourselves?” The enemy could not
have made a greater breach in our
defenses. One pilot-

ing a blind man can escape him, but
Job disheartened by false comfort knew
that nothing is so defeating
as a blind man who
can see. 0 alive who are dead, who are
proud not to see, 0 small dust of the earth
that walks so arrogantly,
trust begets power and faith is
an affectionate thing. We
vow, we make this promise

to the fighting —it’s a promise— “We’ll
never hate black, white, red, yellow,
Jew, Gentile, Untouchable”. We are
not competent to
make our vows. With set jaw they are fighting
fighting, fighting, —some we love whom we know,
some we love but know not —that
hearts may feel and not be numb.
It cures me; or am I what
I can’t believe in? Some

in snow, some on crags, some in quicksands,
little by little, much by much, they
are fighting fighting fighting that where
there was death there may
be life. “When a man is prey to anger,
he is moved by outside things; when he holds
his ground in patience patience
patience, that is action or
beauty”, the soldier’s defense
and hardest armor for
the fight. The world’s an orphans’ home. Shall
we never have peace without sorrow?
without pleas of the dying for
help that won’t come? 0
quiet form upon the dust, I cannot
look and yet I must. If these great patient
dyings —all these agonies
and woundbearings and blood shed—
can teach us how to live, these
dyings were not wasted.

Hate-hardened heart, 0 heart of iron,
iron is iron till it is rust.
There never was a war that was
not inward; I must
fight till I have conquered in myself what
causes war, hut I would not believe it.
I inwardly did nothing.
0 Iscariotlike crime!
Beauty is everlasting
and dust is for a time.