domingo, 29 de mayo de 2016

Valery Larbaud: Jhon el toreador



JHON EL TOREADOR
a G. Jean-Aubry.


Así he llamado al activísimo diablito que, en todas las obras de todas las literaturas, se divierte en corromper y desfigurar las frases y las citas en idiomas extranjeros. Fue él quien osó soplarle a Shakespeare las frases pseudofrancesas que pronuncian sus Monsieurs. Fue él quien introdujo tantas faltas de gramática y ortografía en las citas españolas de The Bible in Spain, de George Borrow. Es él quien le hace decir a cierto autor francés, con un aplomo admirable, que después quiere decir "lentamente", y quien les hace escribir a otros diálogos de este tipo: "Esta tarda, constata don Gonzalès, io soy muy mas alegro che antayer".
"Ollé! Ollé!" exclamó alegremente la Segnorita Sacramenta.
"Ollé!": es él mismo, Jhon el toreador, quien lanza este grito de júbilo, porque ha logrado una buena serie de gazapos... Pero ya ha cruzado el Atlántico y, desde Uruguay o Chile, nos envía, en un libro de ensayos, esta cita de Dante:

Per mi se va nela città dolente,

y desde los Estados Unidos, en una revista literaria, ésta cita de Malherbe:

Et les fruits dépasseront la prémisse des fleurs.

Hay que reconocer que se muestra particularmente afortunado con las citas de poetas ingleses, en los libros europeos. ¿No ha sido él quién ha dicho?:

Her lies on woshe mane was rotten in the water

y

Thou art the grove wehre hurried love dot lives?

¡Y qué antología podríamos hacer con su alemán aproximativo en los libros italianos y con italiano aproximativo en los libros alemanes! Pero ¿qué cosa será capaz de hacer con las citas chinas de los autores  japoneses?
Por más que desconfiemos de él y tomemos en su contra las precauciones más minuciosas, por más que verifiquemos en los mejores textos y consultemos a la gente autóctona, nunca podemos estar seguros de no ser, un día u otro, sus víctimas. Puesto que los tipógrafos son sus aliados poderosos y diligentes. Podemos muy bien atribuirles el noventa por ciento de los errores españoles de George Borrow; y no es imposible que ese después, que significa lentamente, haya sustituido tipográficamente a un despacio manuscrito que el autor no logró imponerle a su impresor, que estaba ligado por un pacto infernal a Jhon el toreador.
Más chè quieretéis, mios amicos? Cosa che non tiene rimedio olvidarela està lo mejor! (como él mismo diría, o algo parecido). Temámosle; pero, llegado el caso, sepamos también desafiarlo. ¿En qué dañan sus pequeñas malicias de saboteador lo esencial de una obra vigorosa y bien hecha? Sentiríamos lástima por el espíritu mezquino que se detuviera en ellas: lo compararíamos con el lustrabotas que en los transeúntes no ve más que los zapatos; y trataríamos de sacrílego al editor que pretendiera corregir el francés de Shakespeare... Y he aquí una fórmula de exorcismo: "En francés, en el buen francés de los grandes escritores, no sólo Sancho se dice Sanche, sino que también Doña se dice Done, así como Velázquez, Vélasquez y Olé, Ollé! John se escribe preferentemente Jhon. Y torero se dice toréador".

Traducción de Ricardo Valerga. 



JHON-LE-TORÉADOR

à G. Jean-Aubry.

J'ai nommé ainsi le très actif petit démon qui, dans tous les ouvrages de toutes les littératures, s'amuse à corrompre et à défigurer les phrases et les citations en langue étrangère. C'est lui qui a osé souffler à Shakes­peare les phrases pseudo-françaises que prononcent ses Monsieurs. C'est lui qui a introduit tant de fautes de grammaire et d'orthographe dans les citations espa­gnoles de The Bible in Spain, de Georges Borrow. C'est lui qui fait dire à tel auteur français, avec une assurance admirable, que después veut dire « lente­ment », et qui a fait écrire à quelques autres des dia­logues dans le genre de celui-ci : « Esta tarda, cons­tata Don Gonzalès, io soy muy mas alegro che antayer. »
« Ollé ! ollé ! » s'écria gaiement la Segnorita Sa­cramenta.
« Ollé ! » c'est lui-même, Jhon-le-Toréador, qui pousse ce cri de joie, parce qu'il a réussi une belle série de pataquès... Mais déjà il a traversé l'Atlantique, et de l'Uruguay ou du Chili, il nous envoie, dans un livre d'essais, cette citation de Dante :

Per mi se va nela città dolente,

et, des Etats-Unis, dans une revue littéraire, cette citation de Malherbe :

Et les fruits dépasseront la prémisse des fleurs.

Il faut avouer qu'il est particulièrement heureux dans les citations des poètes anglais, dans les livres continentaux. N'est-ce pas lui qui a dit :

Her lies on woshe mane was rotten in the water

et

Thou art the grove wehre hurried love dot lives ?

Et quel recueil ne ferait-on pas de ses à peu près d'allemand dans les livres italiens et de ses à peu près d'italien dans les livres allemands ! Mais qu'est-ce qu'il peut bien faire des citations chinoises des auteurs japonais ?
On a beau se méfier de lui, prendre contre lui les précautions les plus minutieuses, vérifier sur les meil­leurs textes, consulter les gens du pays, on n'est jamais assuré de n'être pas, un jour ou l'autre, sa victime. Car il a dans les typographes des alliés puissants et zélés. Les neuf dixièmes des erreurs espagnoles de George Borrow leur sont vraisemblablement attribuables; et il n'est pas impossible que ce después, qui signifie lentement, se soit typographiquement substitué à un des­pacio manuscrit que l'auteur n'a pas réussi à imposer à son imprimeur, qu'un pacte infernal liait à Jhon- le-Toréador.
Màs, chè quieretéis, míos amicos ? Cosa che non tene rimedio olvídatela està lo méjor !
(comme il dirait lui-même, ou quelque chose d'approchant). Redoutons- le ; mais, à l'occasion, sachons aussi le braver. En quoi ses petites malices de saboteur nuisent-elles à ce qu'il y a d'essentiel dans une oeuvre vigoureuse et bien venue ? On aurait pitié de l'esprit mesquin qui s'y arrêterait : on le comparerait au cireur de chaussures qui, dans les passants, ne voit que leurs souliers ; et on traiterait de sacrilège l'éditeur qui prétendrait corriger le français de Shakespeare... Et voici une formule d'exorcisme : « En français, en beau français des grands écrivains, non seulement Sancho se dit Sanche, mais Doña se dit Done, comme Velàzquez Vélasquez et Olé, Ollé ! John s'écrit de préférence Jhon. Et torero se dit toréador. »

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lunes, 9 de mayo de 2016

Stéphane Mallarmé y Octavio Paz: Soneto en X

SONNET EN X

Ses purs ongles très haut dédiant leur onyx,
L'Angoisse, ce minuit, soutient, lampadophore,
Maint rêve vespéral brûlé par le Phénix
Que ne recueille pas de cinéraire amphore

Sur les crédences, au salon vide : nul ptyx
Aboli bibelot d'inanité sonore,
(Car le Maître est allé puiser des pleurs au Styx
Avec ce seul objet dont le Néant s'honore.)

Mais proche la croisée au nord vacante, un or
Agonise selon peut-être le décor
Des licornes ruant du feu contre une nixe,

Elle, défunte nue en le miroir, encor
Que, dans l'oubli fermé par le cadre, se fixe
De scintillations sitôt le septuor.


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El de sus puras uñas ónix, alto en ofrenda,
La Angustia, es medianoche, levanta, lampadóforo,
Mucho vesperal sueño quemado por el Fénix
Que ninguna recoge ánfora cineraria:

Salón sin nadie ni en las credencias conca alguna,
Espiral espirada de inanidad sonora
(El Maestro se ha ido, llanto en la Estigia capta
con ese solo objeto nobleza de la Nada).

Mas cerca la ventana vacante al norte, un oro
Agoniza según tal vez rijosa fábula
De ninfa alaceada por llamas de unicornios

Y ella apenas difunta desnuda en el espejo
Que ya en las nulidades que clausura el marco
Del centellar se fija súbito el septimino.

Versión de OCTAVIO PAZ.
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domingo, 1 de mayo de 2016

Macedonio Fernández: Imaginario brindis a Alejandro Sirio


 
IMAGINARIO BRINDIS A ALEJANDRO SIRIO


Aunque lo pronuncio con S -ya que no he nacido ceceoso a la española y como algunos campesinos de Buenos Aires- lo admiro a Alejandro Cirio, pues vi desde temprano que era una de las personas con quien la comparación de favorecimientos personales me era más venta­josa: era más bajito que yo, menos existente, más grueso, no entendía como yo de música, en metafísica no había para qué esperarlo en ninguna esquina y además no había conseguido lo que yo sí, lo que pocos tenorios seductores han conseguido: que ninguna mujer se meta con uno.

Estas superioridades duran, pues no creo que vuelva de París más alto, más delgado, más exento de ser, más músico, más metafísico, más ininterrumpido por mujeres que yo.

Por eso no he faltado a este desayuno y concurriré al banquete que se anuncia, el banquete de comer que me dicen va a estrenarse por fin. Además, tengo afán de presentar en dicho banquete los dos menús que he combinado y que faltaban: el de la comidita de prudencia que nos dan previamente en casa si esa noche hemos de asistir a un banquete y el de la comilona para dos con que debe reconfortarse a ambos contenedores de un duelo a muerte, que después de una emoción tan grande necesitan restaurarse más que nunca: el anormal apetito de los sobrevivientes es muy conocido y ha sido celebrado y detallado en todas las novelas de aventuras, tan novelescas.

Brindo corto con brindis de desayuno y reservo el de comer para su largo ocurrir anunciado, y me declaro su igual en Dibujo, pues si bien él es pleno dueño en el exquisito arte yo soy por entero dueño de mí mismo ante la más suprema obra del genio plástico: con telas y dibujos no entiendo ni siento y también en este renglón se mantiene la comparación con él, ya aludida, y continúa mi admiración personal de él.

He dicho.





Sirio agradeció y observó: "que era profundamente certero y admira­tivo este brindis en que M. F. me alaba por serle yo inferior en todo y hace un esfuerzo meritorio por pronunciar bien, y lo logró, el apellido mío que conoce mal. Agradezco a este banquete la oportunidad que me hace sabedor de contar con tan cálido y prolijo amigo".





Si hubo burla en esta incisiva contestación a mi brindis tan cordial, yo todavía lo ignoro. Y no deteniéndome a hacer el "quisquilloso", aludo al querido Alejandro Sirio[1], el insuperable señor del Dibujo que compone sus estampas con las líneas mismas de la divina Lluvia.





(Supe del banquete al artista tan estimado hallándome lejos y quise brindar con él en tan justo homenaje. No pudo ser; y hoy por fin cumplo en expresarle no un juicio sin competencia sino la simpatía que me inspiró, como a tantos su hidalgo trato.)

MACEDONIO FERNÁNDEZ - Papeles de Recienvenido. 




[1] Seudónimo del dibujante español Nicanor Alvarez Díez (1980-1953), radicado en Buenos Aires.
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