Mon épitaphe
Ci-gît... Qui ? Ma foi, personne, rien.
Un qui, vivant, ne fut valet ni maître,
Juge, artisan, marchand, praticien,
Homme des champs, soldat, robin, ni prêtre,
Marguillier, même académicien,
Ni frimaçon. Il ne voulut rien être
Et vécut nul: en quoi certe il fit bien;
Car après tout, bien fou qui se propose,
Venu de rien et revenant à rien,
D'être en passant ici-bas quelque chose !
Pour le soulagement des mémoires,
et pour le mieux, j'ai cru devoir réduire
cette épitaphe à deux vers:
Ci-gît Piron, qui ne fut rien,
Pas même académicien.
Ma dernière épigramme
J'achève ici-bas ma route.
C'était un vrai casse-cou.
J'y vis clair, je n'y vis goutte;
J'y fus sage, j'y fus fous.
Pas à pas, j'arrive au trou
Que n'échappent fou ni sage,
Pour aller je ne sais où.
Adieu, Piron, bon voyage!
Mi epitafio
Aquí yace... ¿Quién? En realidad, nada ni nadie.
Uno que en vida no fue señor ni lacayo,
Ni juez, ni artesano, ni médico, ni comerciante,
Ni campesino, ni soldado, ni abogado, ni cura,
Tampoco sacristán, ni siquiera académico,
Ni franmasón. Quiso ser nada
Y vivió inútilmente, en lo que muy bien hizo,
Ya que, después de todo, muy loco es quien desea,
Viniendo de la nada y volviendo a la nada,
Al pasar por aquí ser cosa alguna.
Para el alivio de la memoria
he querido, felizmente,
reducir este epitafio a dos versos:
Aquí yace Piron, que nada fuera,
Ni académico siquiera.
Mi último epigrama
Mi ruta aquí abajo acabo.
De cabeza fue un rompedero.
Vi aquí claro, no vi nada;
Sabio fui, loco aquí fui.
Paso a paso llego al hueco
Del que no escapa sabio ni loco,
Para ir quién sabe adónde.
Adiós Piron, y ¡buen viaje!
Traducción de Miguel Ángel Frontán.