LA FRAISNE
For I was a gaunt, grave councilor
Being in all things wise, and very old,
But I have put aside this folly and the cold
That old age weareth for a cloak.
I was quite strong—at least they said so—
The young men at the sword-play;
But I have put aside this folly, being gay
In another fashion that more suiteth me.
I have curled ‘mid the boles of the ash wood,
I have hidden my face where the oak
Spread his leaves over me, and the yoke
Of the old ways of men have I cast aside.
By the still pool of Mar-nan-otha
Have I found me a bride
That was a dog-wood tree some syne.
She hath called me from mine old ways
She hath hushed my rancour of council,
Bidding me praise
Naught but the wind that flutters in the leaves.
She hath drawn me from mine old ways,
Till men say that I am mad;
But I have seen the sorrow of men, and am glad,
For I know that the wailing and bitterness are a folly.
And I? I have put aside all folly and all grief.
I wrapped my tears in an ellum leaf
And left them under a stone
And now men call me mad because I have thrown
All folly from me, putting it aside
To leave the old barren ways of men,
Because my bride
Is a pool of the wood, and
Though all men say that I am mad
It is only that I am glad,
Very glad, for my bride hath toward me a great love
That is sweeter than the love of women
That plague and burn and drive one away.
Aie-e! ‘Tis true that I am gay
Quite gay, for I have her alone here
And no man troubleth us.
Once when I was among the young men…
And they said I was quite strong, among the young men.
Once there was a woman…
…but I forget… she was...
…I hope she will not come again.
…I do not remember…
I think she hurt me once, but…
That was very long ago.
I do not like to remember things any more.
I like one little band of winds that blow
In the ash trees here:
For we are quite alone
Here ‘mid the ash trees.
EL FRESNO
Pues era yo
un solitario y grave consejero,
en todos los
asuntos sabio, y muy anciano,
pero he
dejado de lado esta locura y el frío
que la
vejez usa como manto.
Era
bastante fuerte, o al menos eso decían
los jóvenes
practicando esgrima;
pero he
dejado de lado esta locura, pues me alegro
de otra
manera que mejor me sienta.
Me he
enroscado en los troncos de los fresnos,
he
escondido el rostro donde el roble
extiende
sus hojas sobre mí, y el yugo
de las antiguas
costumbres de los hombres desechado.
Junto al
tranquilo estanque de Mar-nan-otha
encontré
una esposa,
que antes
era un cerezo silvestre.
Ella me ha
rescatado de mis viejas costumbres
ella ha aplacado
mi rencor de consejero,
haciendo
que nada más ponderara
el viento
que aletea entre las hojas.
Ella me ha
apartado de mis viejas costumbres,
al punto de
que los hombres dicen que estoy loco;
pero he
visto el dolor de los hombres, y me alegro.
Porque sé
que el lamento y la amargura son una locura.
¿Y yo? Yo
he dejado de lado toda locura y toda pena.
Envolví mis
lágrimas en una hoja de olmo
y las dejé
debajo de una piedra
y ahora los
hombres me llaman loco porque he arrojado
de mí toda
forma de locura, apartándola
para
abandonar las viejas costumbres de los hombres,
porque mi
esposa
es un
estanque en el bosque, y
aunque
todos los hombres dicen que estoy loco
lo que pasa
es que solo estoy contento,
muy
contento, y mi esposa tiene por mí un gran amor
que es más
dulce que el amor de las mujeres
que
atormenta y quema y que nos aleja.
¡Aye! Es
verdad que soy alegre
muy alegre, porque la tengo aquí solo para
mí,
y no hay hombre que nos moleste.
Antes,
cuando estaba entre los hombres…
y decían que yo era fuerte, entre los jóvenes
una vez hubo una mujer…
…pero no me
acuerdo… ella era…
…espero que
no vuelva otra vez.
…no
recuerdo…
Creo que
una vez me lastimó, pero…
Hace mucho
tiempo de eso.
Ya no me
gusta más recordar cosas.
Me gusta
una pequeña orquesta de vientos que soplan
aquí, en
los fresnos:
porque
estamos totalmente solos
aquí, entre
los fresnos.
Traducción de Rolando Costa Picazo
Pues era un
grave y ceñudo consejero,
juicioso en
todo y harto viejo.
Mas esta
locura rechacé y el frío
que la
vejez reviste como abrigo.
Era bastante
fuerte -al menos lo decían-
los jóvenes
con quienes practicaba la esgrima;
mas esta
locura rechacé y estoy alegre
de otra
manera que me va mejor.
Me enrosqué
entre los troncos de los fresnos,
he
escondido mi rostro donde el roble
extiende
sobre mí sus hojas y dejé
el yugo de
las viejas costumbres de los hombres.
Cerca del
quieto lago Mar-nan-otha
encontreme
una esposa
que era un
cornejo antaño.
Me hizo
abandonar mis viejos usos,
aplacó mi
rencor de consejero
mandándome
loar
tan solo al
viento que entre las hojas suena.
Me ha hecho
abandonar mis viejos usos
hasta que
todos me reputan de loco;
pero he
visto, y me alegra, el dolor de los hombres
pues sé que
son locura, sollozos y amarguras.
¿Y yo? He
apartado la locura, el pesar.
Mis
lágrimas dejé dentro de una hoja de olmo
y las
abandoné bajo una piedra
y ahora me
llaman loco, porque aparté de mí
toda
locura, abandonándola
para dejar
atrás los viejos, yermos caminos de los hombres.
Porque mi
desposada
es un lago
del bosque
y aunque
todos afirman que estoy loco
tan solo
estoy contento,
muy
contento, porque mi novia me ama
con un amor
más dulce que el amor de mujer
que
atormenta y abrasa y nos aparta.
¡Ay! Cierto
es que estoy alegre
muy alegre porque la tengo a solas
y nadie nos molesta.
En otro
tiempo cuando estaba entre jóvenes...
y decían
que era bastante fuerte entre los jóvenes.
En otro
tiempo había una mujer...
...pero me
olvido... era...
...espero
que no vuelva.
...No
recuerdo...
Creo que me
hirió un día, pero...
Eso hace
mucho tiempo.
No quiero
recordar ya nunca más.
Me gusta la
caricia de los vientos que soplan
en los
fresnos de aquí:
porque aquí
estamos solos,
entre
fresnos, aquí.
Traducción de Jorge Aulicino



